Capítulo 31: "El misterio de Abril" (Ángel)

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Abril sigue sollozando descontrolada, apoyada sobre mi regazo mientras yo acaricio su cabello en un vago intento de controlarla, de consolarla, de sostener sus pedazos que parecen estar a punto de volar por toda la habitación mientras que yo me hallo perdido en mis propios pensamientos.

Debo confesar que lo intento, de verdad intento imaginar a Abril como una versión producida y seductora, con vestidos cortos, ropa de encaje, pintalabios rojo y actitud de zorra, de plato de segunda mesa, de villana, pero no lo consigo. En parte porque me es imposible creer que ella sea la mala de la historia y en parte porque el imaginarla con lencería y actitud seductora desequilibra todos mis procesos mentales y envía estímulos nerviosos a mi entrepierna. Maldita sea Angel, controla tu pene.

Después de enviar ese segundo pensamiento al fondo de mi mente y encerrarlo con cadenas y candados, me doy cuenta de que no es posible que esa sea toda la historia, que Abril sea una zorra desalmada y que haya decidido meterse con el marido de su psicóloga de buenas a primeras, no, me niego a creerlo porque la historia se reduciría a algo como:

Hola, soy Abril Tod, tengo 19 años y me estuve acostando con el esposo de mi psicóloga mientras ella me daba consejos para conquistarlo y ser una mejor amante. ¡Oh, pero espera! ¿Te he dicho que tambíen sufro de depresión? Así que si, me acosté con un hombre casado, pero lo hice muy triste y al final salté de un edificio de seis pisos para darle un giro inesperado a mi trama.

Es como tratar de poner juntos manzanas con conejos, no tiene ni una pizca de sentido.

—Debe haber algo más. —Susurro luego de un rato.

—¿Eh? —Dice ella, sorbiendo por la nariz y apartándose el cabello rojo de la cara para poder observarme.

—Debe haber algo que no estamos viendo, Abril. Tal vez si... —Ella me interrumpe.

—¿Qué es lo que intentas demostrar, Angel? ¿Que soy una buena persona? —pregunta ella y se yergue del todo mirándome con los ojos entrecerrados. —¿Que la imagen que has construido de mí no coincide con lo que en realidad fui?

—No es solo que... —Intento responder pero me es imposible, porque me siento atacado, como si hubiera estado de pie sobre una alfombra y de repente alguien la halara con todas las fuerzas, enviandome al suelo.

—¡Nada! Lamento decepcionarte brujito, pero lo que ves es lo que soy. —Dice ella derrotada.

—Exacto. —Le doy la razón. —Por eso sé que debe haber algo que estamos pasando por alto, Abril.

Ella parece no entenderme.

—¿Quieres saber lo que veo? —Pregunto con un nuevo aire de resolución mientras le sostengo la mirada. —Veo a una chica testaruda, terca como una mula, sarcástica, rebelde, que le cuesta hacer lo que se le dice y que tiene serios problemas de carácter.

Ella ríe, un sonido breve y cálido que suena tan pasito como si fuera un secreto, como si yo fuera el único con quien quiere compartirlo, es un sonido tan magnífico, tan glorioso que me calienta el alma de adentro hacia afuera.

—Pensé que ibas a decir cosas lindas. —Me mira y en sus ojos veo un breve destello de luz, como si hubiera abierto una puerta muy pesada y me estuviera dando paso de nuevo.

—¿Quieres que mienta? —La pico y ella me da un golpe en el brazo.

—¡Oye! —Reclama y suelto una carcajada.

—Bien, bien. Dejame pensar... —Retomo mi posición seria, acomodo mis hombros, pongo mi dedo índice sobre mis labios dando pequeños golpecitos en gesto pensativo mientras la analizo con ojo clínico, con los ojos entrecerrados. Ella que no busca aprobación de nadie y menos de un hombre como yo, quiere que le diga algo bueno, quiere saber cómo la veo desde mis ojos y eso quiere decir que le importa.

El Cielo De Abril  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora