Toda la mañana he sentido una atmósfera rara a mi alrededor, una extraña mezcla de felicidad, excitación y un deje sombrío, casi macabro. El sol es abrasador, pero un extraño frío me recorre las venas, con un extraño presentimiento de que algo no anda bien.
Angel llega a mis pensamientos cada dos segundos y percibo una fuerte rabia que lo consume de pies a cabeza, es tan fuerte que a pesar de que intento darle su espacio y no entrometerme en sus pensamientos imagenes de él sacudiendo un ramo de rosas con violencia absoluta y viéndolo todo rojo como si fuera un toro encolerizado me impiden concentrarme en otra cosa.
—¿Angel? ¿Qué haces? —Pregunto tímida, incapaz de dar un solo paso dentro de su habitación, pues aunque no pueda atacarme en este plano tengo miedo de que arremeta contra mí, como un león hambriento.
—Estoy desnudo, dame un momento. —Brama desubicado, luego de un par de segundos de silencio y contrario a lo que hubiera hecho antes (saltar como un resorte en dirección contraria) me acerco instintivamente un poco más, pero no me atrevo a atravesar la pared.
Cuando abre la puerta está pálido, sudoroso y con los ojos inyectados en sangre, como si estuviera enfermo, o poseído.
—¿Estás bien? —Pregunto e intento pasar, pero él me impide el paso.
—Perfecto. ¿Qué tal tu? —Me devuelve la pregunta, y a pesar de que quiero responderle que después del beso me he sentido entre las nubes, veo claramente que al parecer él ha estado sumido en el séptimo círculo del infierno, así que decido evitar su pregunta.
—Creo que vine en un mal momento, tal vez debería volver después. —Declaro y me doy media vuelta dispuesta a desaparecer.
Tal vez está con una chica y está teniendo la delicadeza de querer evitarme el trauma. El solo pensar en eso me da vuelta el estómago.
—No, por favor. —Dice y siento un hormigueo en mi muñeca. Su mano me toma con delicadeza impidiendo que me marche. —No te vayas.
Dicho esto, se aparta de la puerta, dándome paso.
¿Debería tocar el tema de nuestro beso?
¿Se acordará siquiera?
—Es que estas actuando muy raro. —Admito tomando asiento sobre su cama, escaneando la habitación en busca de alguna señal, pero lo único que puedo ver es un solitario pétalo de rosa tirado, abandonado a la mitad de su habitación.
¿Flores?
—Yo... lo siento, es solo que... —Tartamudea y yo lo interrumpo, incapaz de seguir aguantando más.
—Escucha, si es por lo del beso, no te preocupes, sé que probablemente lo hiciste para calmarme y que preferirías ser aplastado por un camión antes que tener que volver a hacerlo. Así mirale el lado bueno, puedes decir que fue una horrenda, horrenda pesadilla. —Intento sonreír y quitarle hierro al asunto, pero debo admitir que mi corazón fantasma se encuentra arrugado y achicharrado en un rincón de mi pecho.
Angel solo me mira y me mira, como si estuviera procesando en su cabeza todo lo que acabo de decir.
—Espera, espera. ¿Crees que lo que pasó anoche fue alguna clase de terror nocturno? ¿Que lo hice por obligación? —Ahora me mira extrañado, como si me hubieran crecido dos cabezas.
Yo solo encojo los hombros y clavo mi mirada en el solitario pétalo de rosa a la mitad de su habitación.
—Abril. —Me llama entre susurros pero al ver que no elevo mi vista en su dirección, toma mi mandíbula suavemente con su dedo índice y me hace mirarlo.
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El Cielo De Abril [TERMINADA]
Teen FictionPara Abril, ser un alma en pena no está tan mal, pues incluso estando viva era invisible. Lo que realmente la cabrea es que el único que pueda verla y que puede ayudarla a llegar a la otra vida, sea Ángel; un cabeza hueca a quién no podría importar...