La tarde ha pasado rápido, entre conversaciones casuales y recuerdos de una vida que me niego a aceptar, a revivir, sabiendo que durante años me he encargado de mantenerlos debajo de una alfombra.
—Basta, mamá. Por favor. —Suplico cuando ella da vuelta a la página del álbum de fotos, revelando una foto de cuando tenía dos años, bañandome semidesnudo en una piscina de plástico, con calzoncillos del Hombre Araña y flotadores de Cars.
—¡Te veías tan adorable! —Dice y contiene el llanto. —Espero que Abril pueda ver esto.
—¡Oh, pero claro que sí! Mira estas pompis tan redonditas, y esas mejillas tan rosadas. —Estira la mano y toca la foto, chocando brevemente sus dedos con los de Lidia. Ella la siente y sonríen cómplices, las dos, como si estuvieran en el mismo plano.
—Basta. Papá, por favor, detenlas. —Suplico de nuevo, él solo me mira y se mete otra palomita de maíz a la boca.
—Hijo, son una bruja y un fantasma, por favor no me pidas imposibles, soy un pobre humano. Imagínate lo surreal que es esto para mí. —Declara y me hace sonreír, tiene razón.
Para ser un conejo entre leones se adapta bastante bien.
—¿Podríamos acabar con esto rápido? son casi las tres y media de la tarde, deberías...
—Iniciar con el ritual, si, lo sé... Sé como hacer mi trabajo más que tú. ¿Sabes? —Declara irritada, pero al fin logro hacer que cierre el maldito álbum y se ponga de pie, antes de seguir revelando instantáneas vergonzosas.
Pone el álbum sobre la mesa del comedor y nos guía a la parte trasera de la casa, donde se ubica su "oficina", un cuarto amplio e iluminado, contrario a lo que se pensaría de las brujas, adornado con plantas medicinales y flores.
Más temprano (antes de la vergonzosa exhibición de fotos de mis nalgas) le expliqué a mi madre la verdadera razón de nuestra visita; armar el puzzle de Abril, entender porque solo yo puedo verla, entender más acerca de su muerte y de su vida también. Fue difícil convencerla pues se suponía que debía alejarme del misterio un rato, pero después de un rato de sentir su energía vibrante y enigmática se convenció de que ayudarla era en realidad imperativo.
—Pensé que sería un lugar lugubre y oscuro, lleno de ratones, gatos negros y un caldero enorme. —Dice Abril a mis espaldas, haciéndome soltar una pequeña carcajada.
—¿Qué? —Pregunta Lidia curiosa.
—Dice que pensaba que sería algo como Abracadabra. —Ahora ella suelta una carcajada.
—Así fue por varios siglos, pero, ¿Quien demonios puede trabajar entre la mierda y el olor a humedad? Yo me he tomado un poco más de libertad creativa.
—Es un lugar muy lindo, me gusta. —Abril recorre la estancia, admirando cada rincón.
—Le gusta. —Le digo a mi madre. —Pero, ¿podríamos empezar con esto, por favor? Ya no quiero andar de recadero.
Ambas sonríen y me ruedan los ojos, antes de sentarse en la mesa al centro del salón, con una coordinación que me parece alarmante.
—Dios, ya estoy viendo doble, acabemos con esto de una vez. —Suspiro y me siento a la mesa con ellas.
El ritual empieza con mamá tomandome de las manos y leyendo un pasaje en latín de un libro de tapa negra, viejo y desgastado cuyo titulo es ilegible, y un velón negro culla llama está extrañamente estatica.
—¿Qué estamos esperando? —Pregunto luego de un rato en el que no sucede absolutamente nada.
—Shhh... Solo espera un rato. —Susurra y sigue concentrada en noséqué con los ojos cerrados.
Entonces, de la nada, todo mi alrededor empieza a evaporarse frente a mis ojos, como si no fuera más que un holograma, una ilusión. Todo más allá de mi madre y la mesa en la que estamos sentados se vuelve negro, incluso el suelo bajo mis pies, incluso Abril.
Flotamos. Pero no sé hacía donde y eso va a volverme loco.
—¿Qué sucede? —Pregunto intentando parecer normal, pero no puedo ocultar el pánico en mi voz.
—Solo... espera. —Dice algo impaciente, atreviéndose a abrir uno de sus ojos verdes para mirarme.
Agradezco al cielo estar tomado de las manos con mi madre, pues es lo único que me mantiene anclado al aquí y al ahora cuando una pequeña y diminuta luz aparece a mi izquierda. En cuanto me giro a verla quiero acercarme, pero tendría que soltar la mano de Lidia y es lo ultimo que quisiera hacer en este momento.
—Anda, ve hacía ella. —Dice mi madre frente a mi, pero en cuanto me giro a verla veo que empieza a difuminarse.
—¡No, no! ¿Qué hay ahí? ¿Qué está pasando? —Susurro preso del pánico.
—Solo estás en trance. Anda, confía en mí. —Dice maternalmente y entonces, desaparece.
Al principio me niego a levantarme de la silla que es lo único que me ancla a la realidad, pero si no lo hago perderé la única oportunidad que tengo de entender todo esto.
Así que, con las piernas temblorosas y la boca seca me pongo de pie y camino hacia la luz, que cada vez se hace más grande y empieza a absorberme.
No sé a donde estoy yendo, pero no puedo detenerlo.
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Nota: Hola a todos! sé que este es un capitulo corto, pero necesitaba una transición entre los sucesos, para darle paso a lo que sigue. Así que, Ahora si viene lo chido!
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El Cielo De Abril [TERMINADA]
Teen FictionPara Abril, ser un alma en pena no está tan mal, pues incluso estando viva era invisible. Lo que realmente la cabrea es que el único que pueda verla y que puede ayudarla a llegar a la otra vida, sea Ángel; un cabeza hueca a quién no podría importar...