Capítulo 45: "Tayrona" (Abril) Pt. 2

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Un mar tan azul que no sé en qué momento se une con el cielo, enmarcado por una playa de arena blanca y pura que podría ser azúcar.

Sin pensarlo dos veces me quito las botas y los calcetines y avanzo con cautela por el camino de piedra para no cortarme con algún borde filoso, hasta que las piedras del camino se transforman en arena. Me detengo justo cuando mis pies están por tocarla.

El terror me invade por completo.

¿Y si la sensación de la arena bajo mis pies no es tan suave como espero? ¿Y si el sol no es tan cálido? ¿Y si el viento de las olas no me acaricia el rostro como lo he visto en la televisión?

¿y si estar viva no es tan buena como lo recuerdo?

Estoy paralizada y antes de que pueda controlarlo las lágrimas están rodando por mis mejillas, mientras un millón de pensamientos me atropellan al tiempo.

El dolor de un corazón roto o de una pérdida, la necesidad de salir adelante, de sentirte especial o conseguir un lugar en la sociedad, de terminar una maldita carrera universitaria para conseguir un trabajo mal remunerado y pagar tu hipoteca. Nada de eso importa estando muerta, es como estar dormida con los ojos abiertos, viendo todo lo que pasa a tu alrededor a través de una nebulosa, de una burbuja, en donde puedes verlo todo, pero jamás llega a alcanzarte.

Es segura.

La muerte es una salida segura al dolor y a todo lo malo, pero, también se lleva todo lo bueno.

La sensación maravillosa de sentir el viento acariciando mis mejillas mientras el sol de la mañana se alza en el horizonte, el sabor del café recién hecho y las galletas dulces remojadas en él, que se derriten al ponerlas en mi boca, la falta de aire en mis pulmones al cantar mi canción favorita mientras salto por toda la sala de estar como una posesa, el olor de los libros nuevos, el olor de las flores o del pasto recién cortado, la calidez que se extiende en mi pecho al abrazar a mis padres, el latir desbocado de mi corazón mientras beso a Angel.

Estar viva es un jodido reto, una odisea en donde caminamos a través de una horrorosa e inclinada montaña llena de tierra, piedras e inmundicia, luchando por no rodar cuesta abajo, por no dejarnos hundir y estamos tan concentrados en eso que pasamos por alto esos pequeños momentos donde podemos ver la luz hermosa de un arcoiris, donde en medio de la inmundicia encontramos una flor digna de admirar o donde encontramos a personas dispuestas a transitar ese camino de mierda con nosotros, llevandose un poco el dolor.

Y una de esas personas está esperándome aquí. Una de esas personas ha gastado meses de su tiempo ayudándome a descubrir qué diablos pasó conmigo a cambio de... nada y ha literalmente desafiado a la muerte para traerme de vuelta, sin mencionar que acaba de gastar no sé cuánto dinero en hacer que mi segunda oportunidad sea especial. Así que obligándome a no seguir sobrepasando, fuerzo a mis pies a finalmente pararse sobre la arena.

La sensación es gloriosa, la arena es cálida, suave y está húmeda por las olas del mar que seguramente llegan hasta aquí en las noches y yo me siento como si estuviera caminando entre las nubes.

Frente a mí el mar se extiende en todo su esplendor a ambos lados en una línea tan fina e infinita que me cuesta creer que haya algo mejor que esta vista, pero mis teorías quedan descartadas poco después, cuando lo veo a lo lejos.

Recostado en la arena, con las piernas extendidas y las manos apoyadas hacía atrás, sobre una toalla se encuentra Ángel, completamente absorto en sus pensamientos divisando el mar. Su cabello revuelto por el viento y su torso atletico desnudo estan siendo acariciados por el sol como una aparición divina, vistiendo nada más que unos lentes de sol negros que protegen sus ojos del brillo y un traje de baño de color gris que se extiende hasta la mitad de su muslo.

El Cielo De Abril  [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora