Capítulo 11 - Problemas.

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Mellea.

Anja grita eufórica mientras maneja el Ferrari por las calles de Riad.

—¡Funciona! —exclama.

—Todavía no cantemos victoria, Anja. Aún nos esperan otros pasos importantes por dar.

La rubia me dedica una sonrisa. —Pero lo principal ya está hecho.

Me quito el hijab, dejando caer mi cabello en ondas. —Así es.

—Admiro tu inteligencia y astucia, jefa —Anja maniobra entre los carros con gran precisión.

—Gracias, Anja.

Observo cómo los imponentes edificios pasan velozmente por la ventana.

—Ya veo por qué deslumbra a ese jefe Cicchi —susurra para sí misma, aunque logro escucharla.

—¿Qué? —la miro de reojo.

—Nada, jefa.

Ella aprieta las manos en el volante, y le doy el gusto de dar algunas vueltas más por la ciudad para que pueda disfrutar del auto. Después de todo, de nada sirve tener algo si no se puede disfrutar plenamente.

Al regresar a la habitación, las chicas están terminando de comer, nos unimos rápidamente, devorando lo que queda y explicando cómo avanzan las distintas fases del plan.

Realmente estamos adentrándonos en territorio desconocido con el falso Zaid, ya que desconozco la ubicación de su casa segura o si nos llevará a donde dijo que nos llevaría.

Es como cruzar un barranco con los ojos vendados, por eso he diseñado un plan.

Organizo quiénes me acompañarán, mientras las demás nos seguirán a través de un GPS y una cámara que llevaré oculta entre mi vestido.

El hermano de Zaid tiene ciertas ventajas sobre mí, pero no por ello le facilitaré las cosas ni le permitiré llevarnos a un destino desconocido sin que lo sepamos.

Si algo he aprendido sobre los hombres es que se quedan embobados cuando tienen un buen cuerpo delante de ellos; seducirlos es muy fácil, por lo que elijo a Calíope para que pueda bailarle al hermano de Zaid. Dado su dominio del idioma, será mucho más sencillo desconcentrarlo.

Anja, Natia y yo iremos como mis acompañantes, mientras Fer, Eyra y las demás chicas monitorean desde la camioneta que alquilamos.

No tengo intención de entrar en una batalla campal con el falso Zaid, pero como en cualquier escenario o situación, debo tener un plan B por si algo sale mal.

En este tipo de negocios, la inestabilidad es moneda corriente. Cuando se trata de poder y dinero, la gente se transforma; para ellos, puedo ser un buen aliado o el peor enemigo. No puedo confiar en nadie.

Por lo tanto, nos quedamos hasta tarde probando los artefactos de espionaje, las armas y la comunicación. Antes de dormir, le envío un mensaje a Oliver y Bonnie para informarles sobre nuestro progreso, preguntar cómo les va y cómo se está desarrollando todo allí. Me tranquiliza saber que todo marcha bien y que no han tenido ningún contratiempo. La familia de Besnik no sospecha nada, así que podemos continuar con la reunión con el falso Zaid.

A la mañana siguiente, las chicas y yo vamos a la piscina para tomar un momento de relajación y, por qué no, hacer un poco de ejercicio. Desayunamos y preparamos todo lo que necesitamos. Nos duchamos, nos cambiamos y bajamos al lobby del hotel.

Fernanda, Eyra y las demás se dirigen al lado opuesto mientras nosotros esperamos en la entrada.

Justo a la hora indicada por el hermano de Zaid, la camioneta se estaciona y salen los mismos matones del día anterior; esta vez, "Zaid" no está presente. Nos revisan una por una, pero los dispositivos de vigilancia que llevamos son tan pequeños que pasan desapercibidos.

Traición LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora