Capítulo 32 - Seguir de pie.

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Mellea.

Odio los funerales.

Los odio con todas mi fuerzas.

Los funerales son fríos, negros, trágicos.

Llenos de vacío y tristeza, donde todo te explota, donde todas tus ganas de existencia se apagan.

Aunque este funeral no me importe, no me gusta presenciarlo, ni nada que se asemeje tampoco.

Trato de lucir al menos "seria" para la situación. Ya que, no quiero fingir que me duele la perdida de las 2 personas que están preparando para subirlos al ataúd.

Vengo acompañando a Antonella y a Besnik, alternativamente por las próximas 2 horas desde que llegamos a Albania. Claro que decido estar más tiempo con ella y aprovecho la oportunidad cuando los hermanos de Besnik se acercan a él para entretenerlo.

Y no es que no quiera apoyarlo, solo que el hecho de las fotografías de Biagio me tiene con un mal sabor de boca.

Desde que las vi, no puedo dejar de pensar ¿Hace cuánto tiempo Besnik tiene haciendo eso? ¿Días? ¿Semanas? ¿Meses? Sé que no debería enojarme o sentirme mal cuando yo hago cosas peores, como decirle te amo a alguien que es mi "amante" y no a él que es mi "marido". Sin embargo, no puedo evitar sentirme rara.

Y si hubiera mandado a Biagio realmente a la mierda por hacer mi vida con Besnik, entonces él me estaría viendo la cara de estúpida, mientras yo le guardaba fidelidad tratando de cumplir con mi papel de esposa. Porque si algo estaba segura es que a Besnik no podría haberle sido infiel si no fuera con Biagio.

Por algo lo había hecho y ahora con mayor razón la culpa tenia que desaparecer.

—¿Un café? —me pregunta Pavli con una taza en cada mano.

—Si, por favor.

Me la entrega mientras bebe con lentitud.

—Debe ser muy difícil para ti —suelta con naturalidad.

Hago un gesto de confusión.

—¿Disculpa?

Pavli sonríe. —El de estar en un funeral de personas que no te agradaban nada.

Bebo un sorbo de café.

—Estoy apoyando a Besnik y a Antonella, asi que lo que yo sienta u opine de ellos es lo de menos en estas circunstancias —digo a la defensiva.

—Oye no te lo tomes a mal —dice tranquilizándome— sé lo que sientes y no es que no me duela la perdida, pero yo no era tan cercano a mi madre o a mi hermano como Besnik o Sihana. De hecho, Afrim me odiaba porque me dieron su lugar.

—¿Y me dices todas estas cosas? —pregunto al verlo.

—Porque quiero que sepas que comprendo tus razones al estar aquí, entiendo el sentimiento de estar en un lugar donde no te gusta.

Me quedo callada, ciertamente en algún momento si había notado la distancia entre Pavli y los demás excepto por Besnik, pero creí que solo era una alucinación mía.

A él ni si quiera le pego la muerte de Melek y de Afrim como a sus hermanos, porque desde que llegamos no ha llorado ni una sola lágrima, se le ve muy tranquilo la verdad.

—No debería decirlo, pero gracias.

La esposa de Pavli que esta con Sihana logra vernos juntos a lo lejos y eso como que no le parece.

—Bueno, creo que es mejor que vaya a ver como estan los demás —le digo para cortar la conversación.

Él voltea hacia el mismo lugar que yo hace unos minutos y como que capta mi intención.

Traición LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora