Extra - Marido vs mujer.

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Catherine.

Hay personas en el mundo que desde pequeños luchan para sobrevivir.

Sobrevivir a las adversidades, a los problemas, a las situaciones difíciles.

Me puedo considerar una de ellos, pues desde que era una niña tuve que pelear con uñas y dientes para seguir con vida, enfrentándome cada día a los obstáculos que esta me daba.

Mi núcleo familiar siempre fue malo. Empezando por mi madre, esa mujer que me dio la vida y que del mismo modo tuvo que cuidarme, no lo hizo.

Dicen que guardar rencores es malo, que te envenena la sangre y no te deja vivir en paz. Por eso mismo hace muchos años perdone a mi madre, a pesar de que me regalo a los "dioses" cuando solo tenía 17 años, sin un pero de conciencia, como si fuese un pedazo de pan añejo y no su hija.

No puedo decir que le echó la culpa a Eva Tremblay, si no a sus terribles traumas que intoxicaron a nuestra familia.

Por eso cada noche que sobrevivía me decía mi misma que yo no sería ni la sombra de lo que fue mi madre. Me jure que cuando tuviera hijos jamás dejaría que pasaran hambre, ni los humillaría, ni los dejaría a su suerte, mucho menos los desprotegería.

Siempre me lo repetía cada mañana hasta que nació mi primer hijo, mi bello y fuerte Bodgan. Desde que lo tuve en mis brazos le prometí siempre amarlo, apoyarlo y guiarlo. Y desde entonces solo tuve amor, cariño, delicadeza para él y para todos mis hijos posteriormente.

Nunca he tenido distinciones por ninguno de ellos pues todos me dolieron.

Además, nacieron deseos y amados desde su concepción por el hombre que he amado durante dos décadas, con quien he compartido más de la mitad de mi existencia.

Ilias Polyakov no solo es el Boss de la Bratva, es mi esposo y el amor de mi vida.

Él conoce cada rincón de mi ser, tanto en sus luces como en sus sombras, y no solo en un sentido físico.

A pesar de los desafíos y las adversidades, siempre hemos estado el uno para el otro, aunque nuestra relación nunca ha sido sencilla.

El hecho de que ahora estemos en un constante tira y afloja me afecta profundamente. Atribuyo esta situación a nuestros temperamentos, ya que ninguno está dispuesto a ceder, ambos somos tercos y queremos hacer las cosas a nuestra manera.

En las últimas semanas, la agonía y el dolor de cabeza han sido constantes para mí. Solo discutimos y estamos en desacuerdo una y otra vez.

Si bien nuestra vida íntima es satisfactoria, y no tengo quejas al respecto, siempre ha sido nuestro punto fuerte, creo que no es la solución a la mayoría de nuestros problemas.

Y como si eso fuera poco, las cosas empeoraron cuando secuestraron a nuestra hija, Bela.

Desde el momento en que se la llevaron, nuestro hogar se convirtió en un campo minado y Ilias se transformó en un auténtico psicópata, eliminando sin piedad a aquellos que no le servían o no proporcionaban la información que deseaba escuchar.

La desesperación nos invadía de tal manera que su socio, Biagio Cicchi, tuvo que intervenir y movilizar sus propias conexiones.

Él era un hombre de una intensidad y cálculo inquebrantables; por un momento, vislumbré el reflejo de un joven Ilias en él. A pesar de compartir el mismo temperamento de mi esposo, que en ocasiones rozaba lo desagradable, Biagio me caía bien de una manera distinta. Aunque el hombre fuera increíblemente atractivo y poseyera un físico bien definido, nunca lo vi como algo más que el socio y mejor amigo de mi marido.

Traición LetalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora