Mellea.
Después de la táctica que planee en segundos con Calíope, nos adentramos en la sofocante atmósfera de la sala VIP, donde habíamos estado previamente, antes de que estallara el caos de peleas e insultos.
Cath y su esposo ya se encontraban en el lugar, disfrutando de sus tragos como si los acontecimientos de hace unos minutos nunca hubieran sucedido. La ausencia de la rusa me llenaba de alivio y satisfacción.
Los hombres de Biagio interactuaban discretamente con mis chicas, aunque se percibía claramente la tensión y deseo latente entre ambas partes. Calíope se movió con elegancia a mi lado, y al girar hacia su dirección, observé a Bogdan pasar junto a nosotros con una sonrisa apenas perceptible antes de sentarse junto a sus padres.
Ignoré el gesto de Bogdan, al igual que a los demás presentes, y me acomodé en la esquina del salón junto a mis chicas, especialmente al lado de Fer. La ausencia de las sumisas que antes rondaban y bailaban por el lugar contribuía a una sensación de paz y armonía que invadía el ambiente.
Los meseros volvieron a acercarse a nuestro grupo, ofreciéndonos sus servicios y consultando sobre nuestras preferencias de bebida. Ilias parecía disfrutar de la atención, incluso alentando a los meseros a preguntar por nuestras necesidades. Lo supe al ver la complicidad en la mirada de Cath cuando le acarició la pierna y me guiñó un ojo desde su asiento.
Decidida a embriagarme y conquistar, solicité más whisky para mí, mientras las chicas optaron por vino y los hombres por una variedad de licores que iban desde el coñac hasta el vodka.
Cuando nos sirvieron más copas para adentrarnos en un estado de embriaguez, Biagio hizo su entrada triunfal. No pude evitar preguntarme si su tardanza se debía a dudas surgidas por lo ocurrido en la azotea. Siguiéndolo con discreción, dejé entrever una leve señal de vulnerabilidad, como un cebo sutil en el juego que estábamos comenzando, con la esperanza de atraerlo a mi lado y así tener la oportunidad de tejer mi estrategia.
Siento que debo dar un paso atrás, dejarlo venir a él, para que no sospeche de mi insistencia en revivir lo que parecía haber concluido. Aunque no sea un ingenuo, no puedo dejar de intentarlo.
—Jefa, ¿quiere sus cigarrillos? —La voz de Calíope rompe mi ensimismamiento.
—Sí —respondo, tomando la cajetilla entre mis manos.
El tintineo de los vasos al chocar contra la mesa nos hace girar la cabeza hacia el mesero, quien nos sirve las bebidas que habíamos pedido, tanto a mí como a Calíope.
El licor desciende por mi garganta, reconfortándome a medida que enfrento mis propias batallas internas. Había iniciado mi plan, por lo tanto, merecía la liberación de la borrachera que se avecinaba.
Mientras las chicas se entregan a la música y la danza, disfrutando el momento de esparcimiento que Cath esperaba, yo me sumerjo en mi copa. Trago tras trago, equiparando lo que había dejado pendiente, permitiendo que la cordura y la tristeza se desvanezcan lentamente.
La música retumba en la sección VIP a medida que las horas pasan, sumiéndonos en una fiesta que parece no tener límites. Los hombres que nos acompañan han bebido lo suyo, incluido Bogdan, cuya mirada se clava en Calíope, y Dante, quien ya se encuentra ebrio, susurra cosas a Biagio, que parece desafiarme en la competencia de tragos. A diferencia de mí, él no muestra rastro alguno de embriaguez, y me pregunto cómo lo logra.
Milo y Levin permanecen vigilantes, sobrios y atentos, mientras observo cómo Levin mira a Eyra con una intensidad abrumadora. En cambio, Milo dirige una mirada cargada de hostilidad o desdén hacia Natia, quien a su vez le responde con un entrecejo fruncido en cada oportunidad.
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Traición Letal
RandomEl linaje es algo inevitable de corromper porque tiene que seguir, pero todo cambia cuando se involucra la traición y eso es algo que tiene que pagarse, ya que nunca quedará impune, mucho menos en esta historia. Mellea ya ha perdido bastante, desde...