Rota.

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Narra Ally

Jacob aparcó la moto en su casa para dirigirnos andando y nada más bajar me preguntó si ocurría algo.

-He notado que estabas algo incómoda en el camino, no sabía si preguntar, pero si es por ver a la manada yo no te obligaré a nada.

-No Jake, no es eso, no te preocupes.

-¿Entonces?-dijo aún queriéndolo saber. Jacob se percataba hasta de cuando pestañeaba, y ahora más aún que no es capaz de quitarme el ojo de encima.

-No es nada, te lo prometo.-dije algo nerviosa ocultando mi mano en todo momento.

-Está bien, vayamos entonces.

Una vez en la puerta me arrepentí en cierta parte porque tenía miedo. Pero ya no había vuelta atrás, todos estaban alrededor de la mesa que ocupaba el centro del salón abierto de Sam y los chicos comían galletas de Emily.

-Hola.-dije. Porque qué más podía decir. O qué más debía decir. Mi mano seguía en el bolsillo del pantalón.

-Hola Ally, ¿qué tal?-dijo Billy. Ese hombre al igual que Carlisle tenían el cielo ganado. Ambos luchaban porque sus familias no se enfrentaran y aunque no fueran los mejores amigos ambos querían la mejor convivencia en Forks. Su tranquilidad me calmó.

Pero ahora no sabía que responder así que encogí mis hombros.

-Pasad y sentaos. -Ofreció Sam.

Todos miraban espectantes y yo solo quería salir corriendo de allí a todo lo que alcanzasen mis piernas. Pero allí me clavé, en una silla sentada alrededor de lobos que me odiaban.

-¿Vais a empezar el cuestionario? O lo que quiera que queráis hacer aquí.- Jacob no se cortaba un pelo.

-Sólo queremos pasar un rato en familia.-dijo Paul. Y mis ojos instantáneamente se abrieron como platos. ¿Qué dice?

-En realidad sólo queríamos pasar un rato con Ally para asegurarnos de que no existe peligro alguno.-Dijo Billy sincero.

-¿Y por qué iba a causar yo algún peligro? ¿A caso cuando los más jóvenes se convirtieron causaron algún peligro?-dije dispuesta.

-Tú no te puedes comparar porque no eres como nosotros. ¡Eres una aberración!-Dijo Jared con toda la rabia que pudo.

Instantáneamente vi como Jacob se levantaba pegándole a la mesa con la palma de la mano y en unas décimas de segundo le rodeaba el cuello con ambas manos y con cara de rabia. Todos alterados le pedían que parase.

-¡Jake!-Gritó Sam, dándole la orden de que parase.

-No tienes derecho alguno a decir eso.-Dijo Jacob soltándolo.-Tú eres la aberración. ¿Para esto queríais que la presentara aquí? ¿Para humillarla? No tenéis ningún derecho y lo sabéis. Ahora podemos entender que yo esté imprimado en Ally y porque se salga de lo que consideráis normal no deja de entrar en las reglas que se impusieron en esta tribu hace siglos atrás.

-No es normal Jake.-Dijo Leah.

-Pero ella no es mala. Y no hace daño. Dejad de creer lo que os viene en gana, abrid los ojos y darle la razón por una vez a los Cullen. Ella es buena, ella me salvó y en aquel momento todos lo agradecíais.

Billy me miró y asintió con cara de pena.

-Está bien. Que tal si mejor nos tranquilizamos y dejamos que Ally nos cuente su historia.-Aportó Seth. Que para ser de los más pequeños parecía el más consciente.

Ahora todos me miraban y con una mano inmóvil escondida comencé a contar la historia que no parecía para nada creíble de como una bruja hechizó a mi madre cuando estaba embarazada de mí.

En la sala solo se escuchaba mi voz durante un largo rato en el que expliqué todo hasta donde yo sabía. Yo misma tenía miedo, pero si no aparentaba tener la situación controlada todos aquellos lobos se tirarían sobre mí a matarme sin importarles lo más mínimo Jacob.

-Soy consciente de lo extraño que puede parecer y puede que no sea ni creíble, pero es así, y yo no quiero haceros daño a ninguno de vosotros y mucho menos a ningún humano. Eso debéis entenderlo.

-Ahora nos vamos, ya habéis tenido suficiente espectáculo, que imagino que era lo que queríais. -Dijo Jacob y yo me levanté obedeciéndole.

-Adiós Ally.-Dijo Billy. Se escuchó alguna despedida más al aire pero Jacob tiraba de mi brazo izquierdo para salir de allí rápidamente.

Fue a toda prisa a por la moto y me dijo que subiera. Le volví a obedecer y noté su tensión cuando le rodeé nuevamente. Estaba enfadado, eufórico y comenzó a darle puño a la moto sin parar hasta que llegó al claro de montañas y bruscamente paró la moto.

Me bajé y a continuación él. Levantó la cabeza y estaba llorando.

-Eh.- dije acariciándole el mentón. -No llores, Jake.-le abracé. -No merece la pena.

-No puedo más Allison, esta situación me está superando.-dijo hundido en mi cuello. -Te prometo que me supera.

Fortifiqué mi abrazo intentando consolar su dolor, pero yo estaba igual y era difícil.

-No tienes porqué estar así. No hay motivo alguno Jake, yo estoy bien y tu familia nos ha entendido.

Se separó de mí.- ¡Me da igual mi familia! ¿No lo entiendes? No puedo verte así Ally, de verdad que no.- Entonces agarró mi mano derecha, la cuál intentaba disimular todo el tiempo. La acercó a su boca y me dió un beso en el dorso. Mi corazón latió. Esta vez no era una suposición, acababa de oír a mi corazón latir fuertemente por el dolor que me estaba provocando ver a Jacob. Me miró a los ojos aún con mi mano entre las suyas y dijo.-Por favor no me dejes.

-Esto no significa nada. Jacob, escúchame -dije agarrando su cara con ambas manos,- nada.- Le volví a abrazar. -No te voy a dejar nunca, te lo prometo.

No sabía de que manera cambiar la situación porque si a mí ya me costaba con mi dolor, verle así me estaba consumiendo.

-Además, ¿no te gusta mi nuevo look?- dije separándome de él y echando mi pelo hacia adelante.

-Óyeme bien,-ahora era él quien agarraba mi cara.- eres, y siempre vas a ser preciosa Allison. A mis ojos tú de cualquier forma serás siempre algo inexplicable.

Cerré los ojos. Disfrutando de sus caricias, de las palabras que me reconfortaban cuando era yo la que debía hacerlo por él. Si algo siempre tuve claro es que Jacob formaría parte de mi corazón por mucho que Edward esté ahí.

-Me quedó más tranquila sabiendo que te gusta aún así. -el peor intento que hice en toda mi vida por sonreír fue aquel. Porque acto seguido me vi envuelta en un esperado mar de lágrimas.

Contenía una agonía muy fuerte en mi pecho que ni el veneno ni ningún tipo de ser podía controlar, y era consciente de que en cualquier momento explotaría.

Todo estaba mal. Y yo estaba rota. Pero me sentía mal por hacerle esto a Jacob, me destrozaba.

Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora