¿Podría?

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Narra Ally

-Jasper, acepta que por una vez Jacob tiene razón. Lo mejor es hablar con Carlisle y que intente convencer a Sam de que no existe peligro alguno.-Dijo Edward abrazándome por la espalda, haciendo así que Jasper centrara su atención en nosotros.

-Podría ayudar, pero me extrañaría mucho que cambiara de parecer.-desanimó Jacob.

-Yo le explicaré la situación.-intervino Jasper

-Quizá yo le pueda contar mejor la opinión de Sam a Carlisle, ya que he escuchado sus pensamientos.-Jacob sacó de los nervios a mi hermano sin pretenderlo, sin percatarse.

-¿Qué pasa que aquí todos podéis ayudarla menos yo?-explotó Jasper exasperado.

-Jas, tú siempre me ayudas, déjalos que hablen ellos las cosas y lo solucionen entre ellos. Tú perderías los papeles y yo sería el centro de una veintena de ojos y pensamientos de una manada entera, ya sabes que no es bueno para mí el tema de las miraditas.

Asintió apenado dándome la razón, notaba en él la falta de entusiasmo por mi propuesta de retirarse del tema y era obvio que quería intervenir, pero a la vez comprendió que sería lo mejor para todos.

Mientras, la embobada mirada de Jacob no conseguía intimidar a Edward quien continuaba abrazándome. Pero yo sabía que Jake no pretendía aquello, sino que me observaba como si fuera la última persona en la tierra, y justo ahí, a pesar de mi hermano y de Edward, sin sentirse intimidado, me di cuenta de en qué consistía esa rareza lobuna. Lo de la imprimación. Entendí así por un momento el sentimiento que Jake sentía hacia mí. Y nunca había visto algo similar a aquello.

Tras meditar esto me vinieron varias dudas a la cabeza. ¿Podría yo también imprimarme como lo hacen los lobos? ¿Podría escuchar los pensamientos de la manada como ocurre entre ellos? Sería mucho pedir pero quizá un dia me despierto escuchando a Jacob y eso sería tan increíble como siento que es para Edward escuchar los míos.

Volviendo a la realidad la situación no se había destensado aún, la incómoda conversación que dirigía miradas hacia a mí todo el rato pidiendo el turno como en una clase del colegio me comenzó a sofocar un poco. Jasper y Jacob no dejaban de discutir sobre quien tal y quien cual.

-Oh rubito, ¿que crees que por llevar su sangre la quieres más que nadie?

-Por supuesto, seguramente tu no has nacido y te has criado con ella, ¿o me equivoco?

-No, no te equivocas pero si la quieres tanto deberías preocuparte un poquito mas por ella.

A mis espaldas noté que Edward se tensó mientras yo jugaba a morderme el labio un tanto aburrida de la conversación. Que no tenía ningún indicio de ser egoista, pero se estaban olvidando de que a la que en estos momentos piensan en matar es a mi.

-¿Cómo?-saltó Edward exasperado-¿Qué sabrás tú de si Jasper se preocupa por su hermana? Aquí el único que se mete en una casa de vampiros dejando de lado a su familia eres tú.

Por ahí si que no paso. Edward se había pasado, claramente me alegré al principio de que defendiera a mi hermano, desde que estoy aquí es un gran avance, pero lo que acaba de decir es un ataque que no tiene ni pies ni cabeza.

-¡Pero qué os pasa! ¿Qué estás diciendo? -Dije mirando a Edward el cual no se esperó que rehuyera de sus brazos de la manera tan brusca en la que lo hice, quedando pasmado por estar gritando a los cuatro vientos que los tres parecían niños pequeños.-Para empezar, Jasper respeta a Jacob que lo único que quiere es ayudar, tú Edward te has pasado con lo que acabas de decir y no entiendo a qué ha venido. Y tú Jacob de primeras te digo que nadie mas que yo sabe como es mi hermano conmigo y de segundas, gracias por avisar de todo. No entiendo por qué tanto desentendimiento por quién habla con Carlisle.-dije ahora en general. -Jacob es el único que sabe qué quieren hacer o que han dicho, es el más indicado para decírselo.

Los presentes se quedaron con cara de susto ante mi repentino discurso y quitaron sus miradas de amenaza entre ellos.

-Vamos Jacob.-le invité a subir al despacho de Carlisle para que le explicara la conspiración contra lo que soy.

-Lo siento.-Me soltó por el camino.-No debería haber dicho todo eso. Sé de sobra que ambos te quieren, pero a mí no me importan ellos, me importa tu seguridad y que sigas con vida por mucho mucho tiempo más.

-No te disculpes...-dije con un tono pesado. Estaba agobiada, unos contra otros, la manada en mi caza y yo sin saber qué me estaba ocurriendo. Genial.

Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora