Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2

Una eterna y feliz vida.

Narra Ally

Febrero

Jacob me dejó en la puerta de casa. Bajé de la moto y me quedé a su lado en un silencio un tanto incómodo que el chico rompió, como siempre.

-Gracias por dejarme que te raptara.-dijo sonriendo. Su sonrisa. Su maldita sonrisa podría ser la droga de cualquier mujer, como aquella vía de escape situada ante tus ojos.

-No me has raptado.-Agradeciendo aqurlla sonrisa de confianza le contesté con lo que él quería oír.

-¿De verdad querías salir de tu habitación?-Realmente no se lo creyó, en mi cabeza había sonado más convincente. Así que negué, dándole la razón. No merecía tampoco que le mintiera.

-Gracias a ti por existir.-dije con la cabeza baja y las defensas aún más. Me tocaba la fibra como quería y me llevaba por donde él quería, por mucho que me resistiera y que intentara reprimirlo, era inevitable.

Acababa de darme cuenta de que nuestras manos estaban entrelazadas y su mirada fija en mí. Lo que me hacía el trabajo aún más difícil. Acarició mi mejilla y me aparté.

-Adiós, Jacob.-rápidamente entré en casa.

Deseaba no cruzarme a nadie de camino a mi habitación pero era raro que en una casa de ocho personas, incluyéndome, no me viera nadie.

Edward me escuchó desde hacía un rato porque lo vi y tenía su mirada fija en mí, supongo que esperando a que pensara algo dirigido a él pero no lo hice.

Rosalie me pidió detalles de lo que según ella había sido una cita, pero yo la miré con desgana y ella entendió el mensaje asi que seguí mi camino hacia mi habitación.

-¿Reconciliada?-escuché detrás de mí una voz cuando iba a abrir la puerta de la habitación.

Negué con la cabeza a la pregunta de Emmett y entré con rapidez.

Me cambié la ropa poniéndome una camiseta ancha y unos pantalones cortos bastante cómodos.

Mi sillón parecía llamarme a gritos así que no le iba a hacer el feo.

Fui hacia él dispuesta a sentarme allí y no levantarme hasta que lo quisiera o hasta que alguien me interrumpiera.

La puerta de mi habitación se abrió. En esta casa cuando alguien se aburría venían a hablar conmigo.
Emmett ocupó la silla de mi izquierda.

-Supongo que ya va siendo hora de que te aconseje yo, ya has escuchado bastante a los demás. Y cómo sé que no hablarás, hablaré yo. A ver pequeña, Isac no merece la pena, puede que Jacob sí pero lo mejor es que seáis sólo amigos. Sé que está imprimado en ti pero aún le queda vida para volver a imprimarse en otra persona. Yo voto porque tengas una eterna y feliz vida con Edward. Creo que no te imaginas lo que te quiere.

-¡¿Pero Emmett crees que no soy yo la que le insiste?! Él pasa de mí. A veces pienso que debería irme con Isac y olvidar todo esto.

-Hazme caso, sigue insistiendo.

-Es que no puedo, cada vez que lo intento... ya no tengo fuerzas y no sé si sigo teniendo ganas. No séexactamente si es así, pero creo que me siento como él cuando Bella se fue, y a este paso he barajado las mismas posibilidades que Alice me contó como él quería morir. ¿Por qué con una humana sí y conmigo no? Es ilógico. Además cuando estoy con Jacob se pone celoso y parece que intenta gustarme más aún o algo. Si me quisiera no haría que me sintiera mal.

-¿Y por qué crees que todas esas ansias de morir desaparecieron? Porque tú Ally entraste a su corazón y por mucho que él quisiera evitarlo no pudo. No pudo evitar lo inevitable, y ojalá conocieras al Edward que conocimos cuando Bella se marchó, porque con la mano en el corazón te digo que ninguno hubiéramos pensado que este cambio en él fuera posible.

-Traqnuilo, yo tampoco lo imaginé nunca... Aún así no entiendo nada. A veces incluso pienso que con Jacob todo sería más fácil, aunque no lo parezca.

-Entonces... Cambia. Tal cuál hizo Edward. No te cierres en una persona. Sal con Jacob y olvidate de ese patán que no sabe valorarte como hacía con Bella. Trátale como lo que quiere ser, tu hermano.

-¿Crees que es lo mejor?

-A ver, tú piénsalo. Cuando Jacob muera habrás sido feliz con él durante toda su vida, él ya no estará, ¿pero quién seguirá en tu vida? Edward. Él estará siempre, Jacob no.

-Puede que tengas razón... Espera. ¿No te habrá mandado Edward a que me eches esta charla verdad?

Él se calló y yo sonreí.

-Vale. Gracias de todas formas por intentar animarme.

-No sólo le haces daño a Edward, también a Jasper.

Dicho aquello se fue.

-Te odio tanto como te quiero.-pensé.

Probablemente Edward me escuchara.