Cristales.

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-¿Y si bebo sangre? A lo mejor así me hago más fuerte  y...-dije intentando buscar cualquier alternativa.

-Es una buena idea, enseguida vuelvo.-Carlisle salió de allí a toda prisa.

Yo sentí que de repente me dormía, que un cansancio como si acumulado estuviera me invadía a una velocidad de vértigo. En ese momento escuché otro de mis huesos romperse, algo que me sorprendió ya que pensaba que no quedaba ninguno intacto. Y no dejé de escucharlos hasta que no me encontré convertida en un ser que no era yo. En un monstruo lleno de rabia que no era capaz de controlar.

En ese momento tuve miedo, sin saber como actuar ser se vio obligado por impulso sobrenatural a atravesar el gran ventanal que sustituía a una pared corriendo hacia el bosque, sin detención alguna, exceptuando que cualquier animal se cruzara en mi camino. Entonces me detuve para darle caza y hacerlo pedazos.

Al principio casi no podía controlar mis actos y tardé horas en conseguirlo. Pero entonces ya era demasiado tarde. A punto de llegar corriendo a la reserva donde al menos sería bienvenida el cansancio aparentemente acumulado volvió a invadirme de nuevo como una ola de calor de verano y mi cuerpo cayó desplomado al suelo.

Narra Edward

Nada más entrar nuevamente y más calmado a la habitación me encontré con un gran agujero del tamaño de alto de una persona de altura media y de ancho algo más que esa misma medida ocupaba gran parte de la fuerte cristalera del estudio de trabajo de Carlisle.

-Demasiado tarde.-le dije a Carlisle cuando volvió con la sangre.

Ambos nos detuvimos a mirar aquel enorme agujero evidenciando los hechos. Al parecer Jasper escuchó lo que dije porque llegó a toda prisa mientras Carlisle y yo observábamos el desastre del ventanal.

-¿Qué ha pasado?-dijo con los ojos como platos.

-¿Tú que crees?-dije casi irónico.-Hay que ir a buscarla.

-Hijo, tranquilo.-Dijo Carlisle.-Ella es muy fuerte ahora mismo y tiene demasiada rabia acumulada, no por sí misma, sino por su ser. Puede ser peligroso.

-Pero no podemos dejarla merodear por ahí en tal estado, sola, sin saber controlarlo.- Jasper se mostraba nervioso en sus palabras.

-¿Qué piensas que hará cuando se encuentre con que ha matado a alguien si lo hace? ¿A caso crees que superará eso?-dije convencido de lo buena idea que me parecía la de ir a buscarla.

-Claro que podrá, ella puede con todo.-dijo su hermano defendiéndola ante todo.-Pero si no lo hace mejor. No queda otra.

Se acercó a unos cajones en los que Carlisle guardaba distintas agujas, sueros, jeringuillas y demás y sacó de él una de ellas con un líquido amarillento.

-¿Qué es eso?-dije.

-No lo hagas, Jasper, es muy peligroso, puede afectarle mal.

-No lo hará. No puedo verla así.

Debido a que nadie optó por contestarme saqué la respuesta de sus cabezas.

-¿Estás loco? No puedes inyectarle un calmante sabiendo como está ahora de dispersa su sangre y el veneno.

-Esto no le hará daño, no se lo hará.

Echó a correr por el agujero del ventanal dispuesto a encontrarla. No se podía hacer a la idea de que su hermana fuera un lobo, o más bien no quería.

Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora