Narra Edward
-¿Qué tal con Isac?- le pregunté a Ally mientras ella,recostada y con las piernas estiradas por encima de las mías, pasaba los canales en la televisión.
-Bien, me ha dicho que se quedaría unos días por aquí por si le necesitaba.
-¿Y crees que lo vas a necesitar?- dije con recelo.
-Pues no lo sé, no veo el futuro como Alice.-dijo riendo. -¿Pero no estarás celoso no?
Me quedé callado. Y quien calla otorga. Yo sabía que Ally me quería pero es que con Isac ni yo ni nadie puede competir.
-Vamos Edward, si yo quisiera estar con Isac sabes de sobra que lo estaría. No tienes de que estar celoso, es obvio que es alguien importante en mi vida, pero yo nunca te haría eso a ti.-Dijo agarrando mi mano.
-Lo sé, no te preocupes, soy consciente de sobra, pero no puedo evitar pensar quién ha sido y es él. En fin, no te preocupes.
-Si quieres saber algo puedes preguntarlo.
-Sólo tenía la duda de porqué había venido.-dije sincero.
-Yo se lo pedí. Quería verle.
-Está bien, duda resuelta.
Se incorporó, pero no demasiado, su postura seguía igual sólo que se pegó a mí y me rodeó por los hombros con el brazo.
Me besó. Y un beso sin más se convirtió en algo más, en la muestra de deseo del uno por el otro. Noté livianos objetos del salón levitar a nuestro alrededor. La intensidad del beso aumentaba por momentos hasta que paró para reírse agarrada a mi nuca. Dejando caer el cuello hacia atrás. Cayendo todo al suelo de un golpe seco.
Era poderosa. Era capaz de congelar lo que quisiera y daría lo que fuera por hacerlo yo ahora mismo. Su pelo caía hasta mis mano envuelta en su cintura y era una verdadera obra de arte verla tan sencilla y tan increíble. Me atrapó entonces un sentimiento de nostalgia al pensar que si perdía esto perdía todo.
Y la sorprendí abrazándola fuerte y decididamente sin disposición de soltarla. Percatándose de mí reacción me devolvió el abrazo y suspiró.
-Si te pierdo me muero.-dije sin pensarlo dos veces, porque si así hubiera sido jamás habría pronunciado esas palabras que solo conseguían hacerla sentir peor. -Perdona. Es que a veces se me hace difícil no venirme abajo. No debería haber dicho eso.
-No te preocupes.- acarició mi pelo sin darle más importancia. Pareciendo que había asumido la situación.
Jasper nos interrumpió sin apenas darnos cuenta.
-Oye, perdonad la intrusión, pero Carlisle quiere hacerte la revisión.
-Voy.-dijo ella levantándose al instante del sofá y esperando que yo también lo hiciera.
Obedecí sin decir nada y fui con ellos. Mi padre estaba dándolo todo sin descanso. Rosalie Esme y Emmett también. Y Jasper claramente mientras que no estaba en un nuevo episodio depresivo con Alice a su lado.
Mi papel era cuidar de ella. Con todo el gusto del mundo protegerla no era para mí un sobre esfuerzo.
Como niña de diez años fue corriendo a la camilla y se tumbó. Ya se sabía el proceso. No era algo que le divirtiera, pero por desgracia se estaba acostumbrando. Los cinturones de seguridad le habían dejado marcas después de tantas pruebas, en las muñecas y los tobillos, siendo esa otra muestra de humanidad. De ser de otra manera un simple cinturón jamás le dejaría marcas.
Ayudé con toda la pena de mi corazón a ponérselos. Dejándola atada a la camilla como un perro. Era horrible. Pero su actitud hacía que fuera más ameno que verla sufrir.
Acto seguido Carlisle tomó su extraño y existente pulso. Apuntando cada detalle. Después limpió con un algodón su brazo e intentó extraer sangre poniendo la muestra en el portaobjetos. Así en varios puntos del cuerpo. Yo permanecía a su lado acariciando su mano mientras su hermano actuaba como auxiliar de Carlisle.
La mirada de Ally cada vez era más cansada. Tras un rato de pruebas decidí que parasen.
-Ya está Carlisle. Es cierto que necesitamos todo lo posible pero no podemos llevarla al extremo, mírala, no puede apenas abrir los ojos, hablar, ni mover un sólo dedo. Me niego a continuar hoy.
-Toma.-dijo ofreciéndome un vaso. Intenta dárselo poco a poco. Es sangre, le hará coger algo de fuerzas en poco tiempo. Llévala a la cama y que descanse, nos quedaremos aquí analizando todas las muestras.
La desaté con ansias de llevármela de allí, ella sonreía sin fuerzas, parecía que la habían drogado. Obedecí las ordenes de mi padre.
Una vez la acosté delicadamente en su cama le ofrecí el vaso colocando una almohada detrás para que estuviera inclinada y pudiera beber del vaso.
-Gracias por cuidarme.-dijo riendo, con la noción perdida. Conforme iba tomando del vaso se iba mejorando poco a poco su aspecto. Esto era tan extraño.
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Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2
FanfictionSEGUNDA TEMPORADA DE "MÍRAME A LOS OJOS" Tras la situación que acababamos de vivir Edward y yo ansiabamos conocer la historia pero parecía que nos tocaría esperar. Ambos estábamos asimilando los acontecimientos y sin encontrar respuesta correcta. Ha...