Tolerancia a los licántropos.

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Narra Edward.

Marzo.

Literatura a primera hora no era digamos algo que le entusiasmara, y eso que le gustaba leer. Pero al parecer lo antiguo no le convencía del todo, al contrario que a mí.

Ocupé el asiento a su lado como cada mañana hacía. Ella tomaba apuntes que le parecían importantes o interesantes mientras que yo podría perfectamente repetir las palabras del profesor, ya que estaba cansado de escuchar hablar siempre de los mismos temas.

Unos golpes provenientes de la puerta principal interrumpieron la clase haciendo que el profesor Vaner se sobresaltara. Avanzó hacia la puerta murmurando por lo bajo o más bien creo que quejándose de malas maneras.

Abrió la puerta y la señora Cooper, conserje del instituto, comenzó a leer una nota que llevaba entre sus arrugados dedos.

-Alisi... All... Allison Cullen.-Al parecer la señora Cooper se había olvidado en casa las gafas de leer y le costaba desenvolverse aún más con la pequeña letra de la secretaria.-Te buscan.-completó aunque le costó.

-¿A mí?-dijo ella comenzando a recoger sus cosas y metiéndolas en la mochila negra. Estaba preocupada por si sin quererlo había hecho algo malo.

A mí nadie me llamaba pero me parecía bien salir con ella. Yo no tenía nada fuera así que en cuánto ella comenzó a andar por el pasillo de mesas, recorrí el mismo camino con mi mochila al hombro. El profesor me miraba incrédulo.

-¿Dónde cree que va usted señor Cullen?-dijo Vaner medio metro por debajo de mí.

-Nos han llamado. ¿No ha oído a la señora Cooper?

Una duda se creó en su cabeza y me permitió la salida sin estar muy seguro de si eso realmente había ocurrido.

Ally también estaba un poco extrañada y me miró anonadada.

-¿Qué? Quiero que tengas un buen día, intentaré impedir que pase algo malo.

Comenzamos a visualizar a Carlisle quién nos esperaba en la puerta principal.

-Ya ha pasado.-dije en voz baja y al parecer me había escuchado.

-¿Qué ocurre Carlisle?-preguntó Ally algo más interesada que yo.

-No te alteres hija.-pidió primero y entonces supe a dónde quería llegar cuando leí su mente y me miró sabiendo lo que acababa de hacer.

Él siempre me pilla.

-¿Por qué?-preguntó la chica.

-A Jacob le han mordido. Tenemos que ir a prisa a su casa, la única manera de que no muera será succionar la ponzoña.

-¿Qué Jacob qué?-dijo alterada.

Una vez en el coche de Carlisle aceleró todo lo que pudo hasta la reserva.

-Eres la única que puede hacerlo, los toleras mucho mejor que cualquiera de nosotros.

-Carlisle no puedo tocar a un humano, va encontra de... De mí misma.-aseguró.

-Ally, puedes hacerlo, piensa que salvarás una vida y no una cualquiera. De alguien que te importa.

-Pero además nunca lo he hecho no sé ni cómo se hace.

Agarré su mano.-Yo estaré a tu lado, quizá así te resulte más fácil.

-Carlisle, ¿no puedes hacerlo tú?- dije persiguiendo a Carlisle por el aparcamiento hasta su coche.

-Sí, pero veo más apropiado que seas tú quién lo haga, por tu tolerancia a los licántropos y a los humanos. Ambos tenemos un fuerte control pero eres tú la que ha decidido que los lobos estuvieran en tu vida Ally.

Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora