Narra Ally
Febrero
Pasé mis manos por mi cara cuando Jacob salió de mi habitación dejando la puerta cerrada. No podía volver a caer en sus encantos de humano. Me lo dejé claro antes de salir de allí, o me concienciaba de ello o todo se iría de madre otra vez, y yo ya no estaba para más triángulos amorosos. No, no, no y definitivamente no.
"Allison Masen Cullen, no volverás a dejar que ese lobo te enrede con su dulzura, su mirada, su calidez...
Así no Ally, así no."
Tras una breve charla conmigo misma que de poco sirvió, me dispuse a cambiarme; una camiseta blanca, unos leggins negros, una chaqueta de cuero y unas zapatillas blancas finalizaban el conjunto poco rebuscado. Mirándome al espejo me conciencie de que mantendría las distancias con Jacob. Sí o sí.
-Tú puedes.-me dije dándome ánimos.
Salí de allí y bajé al salón dónde me esperaba él. Jasper se puso en pié.
-Ally.-dijo impresionado. Yo a penas le miré.
-¿Estás lista?-dijo Jacob. Asentí con poca seguridad.
-¿Dónde vais?-preguntó mi hermano.
Me encogí de hombros y dejé que Jacob contestara ya que yo no lo sabía. Bajé abandonando la estancia con pesadez.
-Estará bien.-fue lo único que dijo el moreno. Respirar aire puro pareció sentarle bien a mi organismo. Observé la moto de Jacob y me acerqué a ella. Pasé con suavidad las llemas de mis dedos por el asiento negro algo despellejado y un escalofrío recorrió mi espalda recordando los buenos momentos vividos con su dueño.
Ojalá nunca me hubiera encontrado, por Dios. A veces pienso que llegué esta casa a hacer daño a la gente. O a hacermelo a mí misma mejor dicho.
-¿La echabas de menos?-preguntó a mis espaldas.
-No mucho.-me decidí por recurrir a las mentiras. Era eso, o que mi discursito interno no hubiera servido para nada. Claro que la echaba de menos. Subió a la moto y me miró. Yo también subí pero no me agarré a él sino a la parte de trasera de la moto.
-Está bien.-accedió él ante mi acción.-No te caigas.-advirtió.
-No prometo nada.-Mi tono de voz era cortante y borde, casi como si estuviera incómoda, aunque no lo estaba. Era la actitud que debía mantener en todo momento, cualquier gesto de cariño le podría dar falsas esperanzas.
Y necesitaba que alguien me explicara porqué desde el momento que he pisado el exterior quería abrazarle. Tanta contradicción me iba a volver completamente loca.
Me llevó a una especie de río con unas montañas al fondo. Realmente era una pasada aquel sitio. Era como las típicas postales con paisajes del extranjero, en Suecia o en algún lugar así.
Fuimos andando hasta una especie de montaña de piedras y nos sentamos en una de ellas.
-Vengo aquí cuando necesito estar solo.-Me confesó el chico.
-Es...bonito.-dije manteniéndome fría.
-Y tranquilo.-añadió él. Sentándose más cerca de mí, al parecer nuestras intenciones eran totalmente diferentes.
-Sí...-Asumí con pesadez de nuevo.
-Ally sé que no es un buen momento para hablar de amores, pero necesito respuestas.- Jacob no se andó con rodeo alguno.
-Pues preguntame.- Así que yo tampoco lo haría.
-¿Sigues enamorada de Isac?
Negué con pereza y bajé la cabeza. Su nombre me ardía en lo más profundo de mi helado corazón. Cada una de esas letras unidas me despertaba la curiosidad de los pensamientos que Edward pudo tener tras Bella. Creía firmemente haber superado en la medida de lo posible a mi prometido en los dos años que lo recordaba fallecido. Pero su vida se está cobrando la mía, y a veces desearía no haber sabido nunca que seguía vivo. Y a qué precio.
-Está bien, no más Isac. ¿Qué hay de Edward?-Por lo visto Jake se percató de lo incómoda que me resultó su pregunta. Dolorosa mejor dicho.
-¿Qué qué versión quieres? ¿La qué te va a doler o la que no?- La sinceridad era siempre lo primero aunque llevara actuando desde que Jake llegó.
-La verdad.-admitió.
-Lo que siento por Edward es diferente a todo, y es incluso combatible con el dolor que me produce Isac. Le quiero.
Seguramente se había dado cuenta ya pero si quería oírlo le daría el placer. Él asintió.
-Cómo no... El vampirito siempre por delante. -No me molestó el comentario pero tampoco me hizo mucha gracia. -Estoy cansado de ir por detrás de él siempre, a veces siento que soy como su sombra, igual pero una versión incompleta.
-Siento decepcionarte,-tomé aire e hice una mueca.-pero Edward intenta convencerme de que vuelva contigo, cada día.
-¿Y tú? ¿Qué quieres tú?-Aquella pregunta hizo dar vueltas a mi cabeza. Quiero a Edward, hasta ahí claro. Pero nadie me había preguntado, ¿y tú, que quieres?
-Volver a casa en realidad.-dije rindiendo contra las pocas fuerzas que me quedaban en el día. Se puso en pié casi de un salto.
-Te llevaré.
-No, anda siéntate. ¿Por qué no me preguntas si te quiero a ti?
Me causó curiosidad que no insistiera. Ese no era el Jake que yo conocía, el inquieto, el curioso, el inamovible y cabezón.
-Porque ya tengo mis propias suposiciones y hasta el momento no necesito más.
-¿Puedo oír esas suposiciones?
-Sí. Bueno creo que sólo estabas conmigo por complacer a Edward. O eso o al ver a...-esperó a mi señal para mencionar al susodicho y asentí con la cabeza contestando.
-Dilo, no importa.
-A Isac.-continuó. Me estremeció aunque pensaba que podría evitarlo.
-Al verlo te has aclarado las ideas y te has dado cuenta de que realmente no me quieres.-acabó. Sus estúpidas suposiciones me hicieron sonreír.
-Verlo me ha supuesto una extraña invasión de confusos sentimientos que poco a poco el silencio y el tiempo me ayuda a aclararlos. No creas que todo lo hago por Edward.
-Tú me has pedido que te lo dijera. Siento si no esperabas esa respuesta.-dijo mirando a sus pies mientras jugueteaba con una piedra.
-No es eso.-levanté la mirada por primera vez en toda la conversación.
-¿Entonces que es?
Decirle la verdad sería un serio peligro ya que se aprovecharía, explotaría sus encantables encantos y yo volvería a caer en su brazos como una tonta.
-No te lo puedo decir... es mejor que no.
-¿Estás con él?-preguntó preocupado.
-Olvida a Edward por un momento. Mereces alguien con quien envejecer, con quien crecer y compartir momentos bonitos que no puedan convertirse en una gran tragedia de un momento a otro. Mereces mucho más que una vampira que podría matarte en cualquier instante.
-Sabes que eso nunca se te ha pasado por la cabeza.
-Pero se me podría pasar.
-Moriría feliz.
-Y yo viviría infeliz.
-También sabes que nunca me harías daño.
-No intencionadamente.
-Y tampoco sin querer.-aseguró él.
-Es mejor no arriesgar.
-Te quiero, con tus más y con tus menos. Con tus aterradores pero preciosos ojos, y con esos afilados colmillos que podrían arrancarle la cabeza a cualquiera que se interpusiera entre nosotros. Con tus idas y venidas. Despistes y tonterías. Te quiero cuando callas y adoro cada una de tus palabras. Amo tu carácter y soy fan de tu rubio cabello. No sé porque no puedes simplemente entender que eres mi felicidad máxima.
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Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2
FanfictionSEGUNDA TEMPORADA DE "MÍRAME A LOS OJOS" Tras la situación que acababamos de vivir Edward y yo ansiabamos conocer la historia pero parecía que nos tocaría esperar. Ambos estábamos asimilando los acontecimientos y sin encontrar respuesta correcta. Ha...