Salvados por la campana.

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Narra Ally

No había forma de que aquello no doliera. ¿Y si me tenía que despedir de todos? ¿Cómo lo haría?

Se alejó unos pasos dándose la vuelta. Nervioso y eufórico aún.

-Te respeto, te quiero, pero es necesario.-dicho esto se acercó a mí con prisa y me dio un sentido beso. No estaba bien. No se lo podía permitir. Y no podía hacerle esto a Edward. Pero sabía que Jacob explotaba si no lo hacía, porque así es él, intenso. Y maravilloso.

Alejando los pensamientos que me decían que aquello me gustaba, me separe suavemente de él, no quería que se lo tomara de mala manera porque no era así, pero yo tampoco podía darle lo que quería.

-Lo siento.-dijo calmado.

-No te disculpes, pero no lo vuelvas a hacer porfavor.

-Está bien.-Al menos se tranquilizó notablemente, y eso estaba bien.

-¿Te importaría llevarme a casa?-le dije casi susurrando.-Estoy cansada.

Me miró con los ojos aún brillantes, tan de cerca y acariciándome la cara me susurró que me llevaría.

Jacob era un intenso, uno de esos que te roban el alma y hasta tu propio ser. Pero él era bueno, era tan puro que a cualquiera debería darle miedo hacerle daño.

Una vez en casa me bajé de la moto y acto seguido él quien me abrazó rápidamente.

-Tengo mucho miedo.

-Jake tranquilo. Mañana nos vemos ¿vale?

-Está bien.-Dijo dándome un beso en la frente. Me dirigí a la entrada y nada más subir las escaleras escuché:

-Te amo Ally.

No sabía que hacer así que le miré y sonreí continuando mi camino y entré en casa. Subí las escaleras agotada.

Encontré a Edward únicamente sentado en el sofá y me acerqué a él.

-¿Y los demás?

-Han salido.- Dijo poniéndose en pie y agarrando mi mano. Izquierda. Al igual que a Jake le ocultaba la derecha.

-¿Y tú?

-He decidido esperar por si llegabas.-Sonreí.

-¿Me acompañas? Quiero acostarme en la cama, me siento cansada.

-Pues claro. -Entonces me cogió por las piernas y de un momento a otro Edward me subía a la habitación en brazos.

-Puedo caminar, ¿lo sabes? -dije riendo.

-Si estás cansada no me importa hacerlo por ti.-Me dejó suavemente en la cama y me dio un corto beso. -Te dejo descansar, pequeña.

-No, quédate conmigo mejor.-Sonrió y me obedeció acostándose a mi lado.

-¿Qué tal con Jacob?- me preguntó mientras yo me apoyaba en su pecho y él me rodeaba con el brazo.

Ayúdame. (Edward Cullen) Parte 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora