Jughead Jones queda ha cargo de la hija de su amigo fallecido, Betty Copeer... mientras el tiempo pasa Jughead Y Betty empiezan una relación amorosa, pero la culpa es más grande que el amor.
La rubia y el pelinegro fueron a la cama, la rubia se subió arriba del pelinegro y lo abrazo, escondió su rostro en el cuello de este, y se quedo dormida, por otro lado el pelinegro espero a que la rubia se durmiera para poder dormirse el...
A la mañana siguiente la rubia se despertó y vio el rostro relajado de Jughead, sonrió tontamente, se paro de la cama y encendido su computadora, empezó a hacer unas cuantas tareas pendientes, después de un rato el pelinegro se despertó y la vio.
— Buenos días, hermosa.— Saludo el ojiazul.
— Papi... buenos días.— esta sonrió y beso la mejilla de este.
— ¿que haces?— pregunto este mientras acomodaba un mechón de cabello atrás de la oreja de la rubia.
— Unas tareas, daddy.
— Mhm... ya desayunaste?
— No...— murmuro esta.
— Vamos a comer algo ¿si?
Esta asintio — mhm.
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Después de desayunar la rubia volvió a hacer sus tareas, y el ojiazul fue ha platicar con Cheryl de lo ocurrido ayer...
El pelinegro subía las escaleras hasta encontrarse con la puerta de su habitación, la abrió y se encontró con una ojiverde muy concentrada, que linda se ve, pensó el pelinegro.
— Bebé, te traje un juego de naranja...
— Mh... gracias papi— está sonrió.
— Denada hermosa.— este se sentó enseguida de la rubia y empezó a besar el cuello de esta.
—mh... daddy, aun me falta una tarea...
— Después la haces...
— pero daddy... — esta se quejo
— princesa ... después la puedes hacer, yo te ayudo.
— mh...— esta jadeo.
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La rubia gemia y pegaba la cabellera del ojiazul más a su feminidad, el ojiazul succionaba y lambia el clítoris de esta, la rubia no tardo en venirse...
— Tan deliciosa...— el pelinegro tomó a la rubia y la puso en su ereccion, entró en ella, la rubia arañó la espalda del ojiazul, dejando una herida que en esos momentos no importaba, la rubia gemia y jadeaba deseando más, pero ala vez no... su cabello era un desastre, sus labios rojos y entre abiertos gimiendo, y sus manos enterradas en la espalda de su daddy.
El pelinegro aceleró los movimientos, subió una pierna de la rubia a su hombro para tener mejor acceso, la rubia arqueo la espalda y enterró con fuera sus uñas en los hombros del pelinegro.
— Ohh~ daddy...
— Tan pequeña y tan adictiva... vamos linda, correte en la polla de papi.
La rubia gimió más fuerte y arqueo su cuello.
— Daddy... me vengo.
— vente conmigo pequeña...
Las paredes de la rubia se estrecharon, dándole a entender al pelinegro que se correría, el pelinegro gimió y se corrio junto a la rubia.
El pelinegro suspiro — Vamos a darnos una ducha ¿si?
— mhm...
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