La Decisión

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El día se encontraba bastante animado hoy, era por las flores y los animales que decoraban el paisaje, cosa que me gustaba.

A lo lejos, divisaba a algunos compañeros de mi universidad, quienes se despedían de mí alegremente mientras avanzaban; obviamente yo contestaba al saludo.

Recientemente había salido de esta, así que, como anteriormente hacía, decidí dirigirme hacia una repostería que en mis años de vagancia visitaba bastante.

Y bueno, habían descuento así que fiada yo.

Me adentré al lugar y observé que absolutamente nada había cambiado, a lo mucho, algunas que otras declaraciones extras por ahí y por acá para disimular.

Me senté en el centro, y leí la carta. Todo estaba tranquilo, la música era tranquila y las voces minimizadas de las personas le daban su toque urbano.

Esto me recordaba a aquellas veces que venía aquí junto a Mike para quedar y charlar. Eran buenos tiempos.

- Tal vez, lo llame para quedar con él. Y con Fritz, él ama los dulces -dije mientras sonreía al leer aquellas donas bañadas en salsa de limón que tanto le gustaban al pelirrojo.

Parece comida de embarazada lo que de mete este tipo.

- Chica. ¿Podrías elegir rápidamente? Me mantengo ocupada si no sabía. -dijo alguien que me sonaba bastante conocido, era una chica. Su tono de voz se le notaba molesta y casi descarada.

Una sensación extraña recorrió mi cuerpo al escuchar aquella voz; me hizo sentir bastante incómoda y de alguna u otra forma, algo ansiosa.

Levanté la mirada de la carta y divisé aquella mesera que se me dirigía frente a mí.

Su pelo castaño y su rostro de chica experimentada, me hizo recordar a alguien; alguien a quién deseé no ver nunca más.

Incluso más que a Vicent.

- Chica, tu cara se me hace conocida. No sé -decía esta hermosa chica dirigiéndose a mí- Ahhh, ya sé quién eres. Eres la niñita esa, T/N.

- ... -suspiré tan profundamente que pareciera que mi alma hubiera salido de mi cuerpo- ¿Mónica...?

- ¡T/N! ¡Cariño! ¡Casi no te reconozco? Qué sorpresa. Hace bastante no te veo cariño, te ves tan... ¿Madura? No sé, para mí te ves igual, no cambiaste mucho bella jeje. Oh sí, pues yo no he cambiado nada por lo que ves.

- ... -lo notas.

- Sí, me veo incluso más joven y hermosa que en aquel tiempo... Y dime. ¿Cómo están tus amigos? Vicent, Adriens... Jeje. Sobretodo Adriens.

- Ocupados supongo... -miras la carta.

- Ay cariño, somos amigas. ¿Recuerdas? No me trates como una extraña, hablame. Soy toa' oído pa' ti.

- ¿Empezarías tomando mi orden al menos... Por favor? -por más fastidio que sintiera, no podía dejar mi formalidad de lado- Y después podemos quedar para charlar... Otro dí-

- ¡NO CARIÑO! -interrupción salvaje- ¡Pido tu orden y le diré a mi jefe que me deje libre el resto del día! Él ha reconocido mis habilidades en el trabajo, no le molestará darme el día de hoy libre de carga. Sabés, sólo soy realista con las cosas.

- ... -esa p*ta frase de mierd* que tanto odio- Estoy feliz de que te vaya bien en lo laboral.

La chica, registró mi orden en una libreta -pancakes bañado en chocolate- y se dirigió hacia el mostrador petulante.

Me coloqué la mano en la cabeza, sentía un estrés gigante... ¿Cuándo creí reencontrarme con este fenómeno?

Al pasar los minutos, la chica colocó mi plato bruscamente frente a mí -dañando la elegante presentación...- y se sentó frente a mí.

El Empleo De Mi Vida - FNAF X Tú  (En proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora