23. El camino hacia la decadencia

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Tercera persona

Después de una charla bastante fructífera con sus primos, por la cual se sorprendieron y horrorizaron por igual tras conocer todo lo que María había hecho a sus espaldas, se sintieron más tranquilos sabiéndose ahora partícipes de todo aquel descabellado plan. El detalle de la pequeña reunión improvisada con aquel depredador fue lo que más les chocó a ambos. Jamás habrían pensado que en aquel bosque, tan cercano al que estaba siendo su hogar, habitara semejante bestia.

No tardaron mucho en arribar al mismo punto del río en el que se encontraron a la leona el día anterior. Apenas unos minutos después de terminar de explicarles todo lo que había pasado en los últimos días, se encontraron cara a cara con el grupo de muchachos. La mayoría de sus rostros se tornaron en sorpresa al verlos, menos el de Robin, que hizo una mueca de disgusto.

–¿Qué hacen ellos aquí, María? Pensé que había quedado bastante claro la importancia de mantener todo este asunto en secreto.

–Puedes preguntarnos a nosotros directamente ¿Sabes? –le chasqueó la lengua en señal de disgusto Alexander– Tenemos boca para contestarte, no tienes que hablar de nosotros como si no estuviéramos aquí.

Robin no le contestó, simplemente lo miró con ojos planos, indiferente a sus palabras.

–No pueden seguir mintiéndole a mi tío y esperar que no me pregunten el porqué, Robin. Además, confío plenamente en ellos y serán de ayuda. No sabemos cuántos bandidos son y cuantos más seamos, más posibilidades de encontrar algo que nos lleve hasta ellos –María calló la parte en la que les pidió que le avisaran si veían alguna señal de la leona.

Durante unos segundos se hizo el silencio, mientras el grupo de chicos devinenses recapacitaban sobre lo que había dicho la pelirroja. Fue León el que rompió el silencio.

–Tiene razón, Robin. No sabemos en lo que nos estamos metiendo y toda la ayuda que tengamos podría ser poca –puntualizó.

–Siempre tiene razón... –disgustado masculló para sí mismo Robin, lejos de los oídos de los demás –Está bien, que vengan, pero espero que puedan mantener el ritmo, no podemos retrasarnos.

El gesto de Anna se contrajo, de repente preocupada por si sería capaz de aquel sobreesfuerzo. No quería ser un inconveniente para nadie y no es que el ejercicio físico se le diese extremadamente bien, al contrario, era algo torpona. Su cuerpo era pequeño, pero solo en altura. Su apretadísimo corsé disimulaba la mayor parte de su cuerpo, sin embargo este se mostraba claramente en sus curvas, las cuales eran muy pronunciadas y remarcadas. En cada fiesta, reunión o cita a la que había acudido en la capital había escuchado siempre el mismo susurro afilado tras su paso: gorda. Aunque María se empeñaba en decirle siempre que tenía un cuerpo envidiable y hermoso y que ignorase los sinsentidos de los remilgados que hablaban así de ella, siempre le hacían sentir una gran inseguridad. Con un cuerpo tan poco atlético, en comparación con el resto, no sabía si sería capaz de seguirles el ritmo sin ser un problema. Sin embargo, la preocupación que la invadió por su prima y su hermano le dió suficiente fuerza para afrontar aquel desafío.

Inundaba de preocupación por sus seres queridos y armándose de valor, se recogió las faldas del vestido y emprendió el camino, seguida de cerca por su hermano.

Si hubiese sabido el camino que les esperaba, no hubiese decidido acompañarles en aquella horrible travesía. Al principio, la comitiva avanzaba sin problemas, determinados a conseguir sus objetivos, pero con el paso del tiempo y de los kilómetros, el terreno se hacía cada vez más intransitable. El camino se volvía cuesta arriba, cada vez más pedregoso y peligroso; la humedad del río inundaba la zona provocando que les costase más respirar, hasta el punto de hacerlos sentir sofocados; el sol cada vez se alzaba más en el cielo, aumentando la temperatura varios grados y haciéndolos sudar de manera incómoda; sus cuerpos comenzaban a sentirse cansados y doloridos, disminuyendo el ritmo del grupo.

Enredadera negra y rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora