37. Entre princesas y caballeros

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Tardé demasiado tiempo en darle sentido a sus palabras. Mi cabeza no asimilaba que alguna vez hubiese habido una tregua en el valle y mucho menos motivada por el amor. Amor por parte de mi tío, aquel ser tan sobrio, seco y repelente con el que había estado conviviendo desde hacía semanas atrás.

–Después de siglos de conflictos, un De la Vega y un Aguilar iban a conseguir unir a las familias y a terminar con esta estúpida rivalidad.

Me sorprendió tanto que me incorporé, quedando de frente a él mientras sentía como mis ojos intentaban salirse de sus cuencas.

–Espera, espera... ¿Mi tío y tu hermana? ¿Es en serio? –la incredulidad se delataba en el tono de mis palabras, pero estoy segura de que no era la única que creía aquello irreal.

–Por difícil que resulte creerlo, es cierto. Todo el pueblo se escandalizó con la noticia y rumores empezaron a surgir por todos lados. Incluso llegaron a inventar verdaderas barbaridades para darle sentido a aquella locura que iba a tener lugar. Se llegó a decir incluso que era un matrimonio arreglado en vez de por deseo de los dos –explicó Lucas.

–Lo mantuvieron en secreto durante un tiempo hasta que hicieron público su compromiso, después de aquello fue cuando se formó todo el revuelo y las malabradurias. Por suerte, solo hizo falta una aparición de ambos en público para ver como se adoraban el uno al otro –a Robin se le escapó una sonrisa inocente–. Por aquel entonces yo no había alcanzado ni la decena, pero tengo algunos recuerdos claros de ellos, incluso recuerdo cuando mi hermana por fin me contó su historia de amor. Recuerdo claramente que su historia favorita para contarme cuando me acostaba era un cuento de princesas y caballeros, una tonta historia de amor... No fue hasta años después de haberla perdido que comprendí que aquel cuento de amor que tanto adoraba era su propia historia, solo que sin el final feliz –las palabras de Robin sonaban estranguladas cuando terminó.

Incluso a mí, sin haber llegado a conocer a aquella muchacha, me había afligido saber que su historia de amor había sido trágica. El cariño y la pasión con la que Robin hablaba de ella me hacía imaginármela como alguien fuerte, alguien valiente y pasional, decidida. Sentí pena por aquel corazón roto.

Por eso, su historia, la de Robin, la de mi tío, la de todo el valle, la explicación de mi poder y sobre todo, el motivo por el que estaba pasando todo aquello, tenía que estar relacionado con ella. O al menos esa era la pequeña esperanza que se estaba despertando dentro de mí, una pequeña luz al final de camino que me de las respuestas que estoy buscando. Sabía que aquello era doloroso para él, incluso sus amigos tenían rostros apesadumbrados, pero aquello era más importante que nosotros, tenía que ver con los bandidos y el valle, aunque fuera lo que mi egoísta cabeza me estaba diciendo para que siguiera indagando en el tema.

–¿Podrías contarla? –le susurré, aunque todos pudieran escucharme. Aunque quisiera saber más sobre ello, le di opción a negarse. Jamás le obligaría a hacer algo que no quisiera o para lo que no estuviera preparado y estaba claro que aquello era importante para él.

Me miró a mis ojos y sabía lo que veía en ellos: la súplica por sus palabras y el dolor que todo aquello provocaba en mi. Miró a todos a su alrededor, comprobando quienes estaban prestándole atención sin sorprenderse de que todos los pares de ojos estuviesen pegados a él. Suspiró y se frotó el rostro con ambas manos, preparándose para aquello.

–María, no, no puedes pedirle que te cuente algo así de esta manera, es como pedirle que te cuente su mayor trauma. Ni siquiera lo ha hablado con nosotros, no más que unas pocas frases –lo defendió Max.

La risa de Robin resonó amarga en la habitación.

–No es como si lo fuera, Max, es lo que es.... Pero no te preocupes, creo que ha llegado el momento de contarlo –parecía sorprendido, como si se estuviera dando cuenta de que sentía aquellas palabras de verdad mientras las decía en voz alta– ¿Quién sabe? Quizás ustedes me podáis dar alguna respuesta a todas las preguntas que me han surgido a lo largo de los años, desde aquella noche.

Enredadera negra y rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora