28. Sois una comedia andante

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Narra María

–¿Alexander? –susurré en voz baja mientras me asomaba a través de la puerta de la estropeada cabaña de madera. 

No hizo falta que contestara, ya que se encontraba sentado a los pies de la cama, de espalda a esta y mirando directamente hacia la entrada. Me sonrió e hizo un rápido movimiento con la mano en forma de saludo. una vez que localicé a mi primo, me centré en el bulto que se encontraba tras él, acostado inerte en la cama. Me concentré en ella, esperando ver algo o captar algún indicio que me diese pistas sobre como se encontraba. 

Por un segundo, el temor de que aquella extraña hubiese muerto durante aquellas horas en las que yo había estado en mi cama, a salvo del frío y protegida contra cualquier horror que pudiese acechar por la noche, me hizo sentir una pesada culpabilidad. Sin embargo, el miedo no se apoderó de mí durante más de unos segundos, hasta que vi como las mantas se movían sobre aquella silueta sin forma.

–¡Están bien! –me giré para exclamarle a mis amigos, que esperaban impacientes a que dijera algo.

Todos se precipitaron dentro de la habitación, en silencio pero emocionados a la par. Al fin y al cabo, aquel descabellado plan que habíamos trazado anoche, de la manera más funesta, improvisada, descabellada, y rápida, había funcionado a la perfección. 

–¡Ay, hermano, te he echado tanto de menos! ¡Estaba tan preocupada por tí! Ni siquiera he podido pegar ojo en toda la noche… –dijo medio sollozando Anna mientras se lanzaba a los brazos de su hermano en busca de su conocido toque.

–Venga ya, hermanita, tampoco ha sido para tanto. Apenas han pasado unas horas. Además, fijate, parece que esta pequeña separación ha sido lo bastante buena para que nuestra prima haya conseguido corromperte un poco… Al fin –dijo riéndose mientras observaba las vestimentas de su hermana.

La chica se sonrojó, algo avergonzada del aspecto que tenía, pero no tanto como para separarse aún de su hermano. Alexander le dió palmaditas en la espalda en un intento de tranquilizarla y para que lo soltase de aquel estrangulado abrazo.

Para sorpresa de todos, una pequeña y temblorosa mano emergió de entre las sábanas, como si de una serpiente saliendo de un montículo de arena se tratase. Aquellos dedos vagaron hacia adelante, hasta que alcanzaron un mechón de cabello moreno de la cabeza de mi prima. Lo rozó con desconfianza, como si no estuviera segura de qué esperaba. Lo entrelazó entre sus dedos, comprobando la suavidad y la flexibilidad de estos, memorizando la textura como si fuera algo completamente nuevo para ella. 

Anna se sobresaltó un poco ante el inesperado contacto y levantó rápidamente los ojos buscando quien había sido hasta que sus ojos se quedaron enganchados a otros que asomaban con recelo por debajo de la manta. Al verse descubierta, la muchacha alejó rápidamente su mano, soltando los cabellos para no hacerle daño en su rápida huida.

Toda la habitación se quedó observando aquel pequeño hueco por el que había desaparecido la mano. La curiosidad impregnaba el ambiente, provocando la excitación en todos los allí presentes, excepto por la desconocida bajo la manta, que era imposible saber qué sentía, y por mi primo, que parecía extrañamente calmado. 

–¿Cómo está? –le susurró Anna a su hermano en voz baja, como si tuviera miedo de asustar a la chica, lo que provocó una sonrisa tierna en los labios de Alex.

–Puedes preguntarle a ella directamente, estoy seguro que te contestará, ¿verdad, gatita?

Incluso sin verlo a la cara, sabía que Robin había reaccionado de la misma forma que yo, alzando las cejas en un gesto sorprendido y estupefacto. Aquel apodo, que en cualquier otro momento me hubiese parecido estúpido e incluso algo soez, de repente tenía todo el sentido en aquella extraña situación. Esa era la habilidad especial de mi primo, usar su arrogancia e ingenio para hablar de manera engreída sin llegar a insultarte. Pero debía aceptar que aquel mote le venía perfecto a aquella chica, al fin y al cabo, se transformaba en una enorme gata. 

Enredadera negra y rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora