36. Evocando recuerdos

36 9 0
                                    


Narra María

¿La hermana de Robin? La primera vez que escuché hablar de ella me sorprendió no saber de su existencia, incluso con la cantidad de cuchicheos que el servicio le había proporcionado a escondidas, no había pillado ni una mínima insinuación de una hermana y sin embargo, ya había oído hablar de ella en varias ocasiones.

Quizás fuera por ser una hija ilegítima. No sería la primera hija bastarda que oculta un noble de la alta cuna. Eso tendría sentido ya que la habrían mantenido oculta y, por lo tanto, solo algunos confidentes sabrían de ella.

–¿Tu hermana? –le pregunté a Robin sin saber bien cómo abordarlo, por como hablaba de ella tenía pinta de ser un tema sensible.

Robin apretó la mandíbula, intentando controlar las emociones que lo embriagaban en su interior.

–Mi hermana, Morgana –con un suspiro rígido y resignado, continuó su historia–. Era mayor que yo, así que desde que tengo uso de razón la recuerdo haciendo... cosas. Cosas tan extraordinarias como la que eres capaz de hacer tú, solo que ella no tenía nada que ver con los sentimientos ni veía cosas, ella... –se mordió la lengua, como si se sintiera culpable por exponerla de aquella manera sin estar presente– Ella podía controlar el agua.

Las cejas de mi primo tocaron el perfil de su frente, totalmente sorprendido por aquella revelación y mi rostro no podía diferir mucho del suyo, porque aquello no era lo que esperaba escuchar. Robin continuó su explicación.

–El primer recuerdo que tengo de ella manipulando el agua es en el baño y yo apenas era un bebé –sonrió ante el dulce recuerdo–. Estaba bañandome con agua caliente mientras yo chapoteaba intentando salpicarle, cuando por fin lo conseguí, el agua se paró en mitad del aire, justo antes de rozar su vestido –sus ojos se encogieron, como si intentase captar en su mente la mayor cantidad de detalles posible de aquel recuerdo–. Las pequeñas gotas de agua se arremolinaron frente a sus ojos y con una sonrisa de autosuficiencia, la pequeña burbuja de agua se transformó en un caballito de mar –sus labios se torcieron en una sonrisa triste ante aquel bonito recuerdo.

Todos nos quedamos en silencio, algunos como yo, recapacitando sobre lo que había revelado Robin y otros, como sus amigos, callaban con pesadumbre, con tristeza.

El peso del silencio parece que obligó a Robin a seguir hablando, porque continuó contando cosas de su hermana, sin querer pararse a pensar en nada más en aquel preciso instante.

–Creo que nunca se lo mostró a nadie más que a mis padres y a mí, pero creo que empezaron a circular rumores sobre ella cuando empezó... a perder la cabeza. Creo que fue porque algún sirviente la había visto usando su poder en alguna ocasión y aunque no lo fue divulgando directamente, cuando pasó todo lo de tu tío y mi hermana empezó a comportarse de manera tan perturbada...

–¿Lo de mi tío? ¿Qué quieres decir? –le interrumpí curiosa por aquel detalle. No tenía constancia alguna de que en algún momento mi tío hubiese estado involucrado con los Aguilar, además de las confrontaciones habituales entre aquellos dos obstinados hombres.

Robin salió del trance en el que estaba mientras hablaba de su hermana y me miró con los ojos muy abiertos y una mueca desagradable en el rostro. Sin embargo, fue Lucas el que me contestó.

–¿De verdad no sabes nada? Sé que fue hace años, pero tu llegada solo ha servido para sacarlo todo a flote de nuevo.

–¿Sacar el qué? –lo dije desorientada, no tenía constancia ninguna de algo parecido a lo que están diciendo– No sé a qué te refieres, lo único que he conseguido escuchar a escondidas son rumores y chismes sobre las afrentas que se han hecho el señor Aguilar y mi tío a lo largo de los años.

Miré a aquellos cuatro muchachos que guardaban silencio, indecisos sobre revelarme o no aquello de lo que estaban hablando tan enigmáticamente. Su silencio me sentó mal y me enfadé con ellos, no era el momento de ponerse dramáticos. Después de todo lo que habían hablado, aquello no podía ser tan importante o al menos, no podía ser peor.

Fue Robin el que decidió resolverle las preguntas que tenía.

– Tu tío y mi hermana... Estaban prometidos.

Enredadera negra y rojaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora