LA VOLUNTAD DE ILUVATUR

SUSURROS DE ECOS DE GUERRA

El reino de Rohan

Merry volvió a reunirse con Aragorn

Apenas tenía equipaje, pues había perdido todo en Parth Galen, y sólo llevaba las pocas cosas útiles que recogiera entre las ruinas de Isengard. Hasufel ya estaba enjaezado. Gimli esperaba cerca

– Así que solo quedamos nosotros de la compañía – dijo Aragorn dejando salir con pesadez – Seguiremos cabalgando juntos. Pero no iremos solos, como yo pensaba – añadió

– ¿Y de allí, a dónde iremos luego? – Le preguntó el señor enano

– No lo sé aún – respondió Aragorn dejando salir un largo suspiro – En cuanto al rey, partirá para la revista de armas que ha convocado en Edoras dentro de cuatro noches. Y allí, supongo, tendrá noticias de la guerra, y los jinetes de Rohan descenderán a Minas Tirith. Excepto yo, y los que quieran seguirme... – expone con cierto resentir hacia el pequeño rubio. Théoden, hijo de Thengel, estaba obedeciendo al niño, incluso después de su victoria en el abismo de Helm

Ha pasado ya un día desde la marcha de Legolas y Boromir junto al mocoso malcriado, tan solo recordar le hace rabiar a niveles insospechados. Para calmar su corazón apretó el obsequio de su amada dama, como venía haciéndolo últimamente

– Todo lo que veo es oscuridad – agrego con tranquilidad – También yo tendré que ir a Minas Tirith, pero aún no distingo el camino. Se aproxima una hora largamente anticipada – dice con pesar

No quiere el trono, ¡jamás lo ha anhelado! Mas cada luna es clara que tendrá que tomar el lugar que por su sangre corre, la sangre Numenor, ser el heredero de Elendil, de Isildur

– ¡No me abandonéis! – casi suplico Merry – Hasta ahora no he prestado mucha utilidad, pero no quiero que me dejen de lado, como esos equipajes que uno retira cuando todo ha concluido. No creo que los jinetes quieran ocuparse de mí en este momento. Aunque en verdad el rey dijo que a su retorno me haría sentar junto a él, para que le hablase de la comarca – balbuceo con premura

– Es verdad – dijo Aragorn – y creo, Merry, que tu camino es el camino del rey. No esperes, sin embargo, un final feliz. Pasará mucho tiempo, me temo, antes que Théoden pueda reinar nuevamente en paz en Meduseld. Muchas esperanzas se marchitarán en esta amarga primavera – miro al Hobbit con pesar

Pronto todos estuvieron listos para la partida: veinticuatro jinetes. Siendo vistos por Merry, a quien se le había negado

– Mi señor Aragorn, yo marchare a su lado – apareció Eowin con su caballo, enfundada en una armadura, lista para marchar – no daré vuelta atrás, si intenta hacerme regresar – mira fijamente al Rey de Reyes

Aragorn miro la determinación en los ojos de la dama de Rohan, asintió sin ganas de discutir y cabalgo hacia su inevitable destino siendo seguido por Gimli, quien cabalgaba solo, asi mismo siendo seguido por Eowin

El heredero al trono, tomo al Hobbit y lo monto delante suyo. Para regresar al lugar de la batalla, al abismo de Helm, donde por primera vez se ganó con una victoria aplastante

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Minas Tirith

Pippin veía todo el Pelennor extendido ante él, moteado a lo lejos de granjas y muros, graneros y establos pequeños, pero en ningún lugar vio vacas o algún otro animal