70.- EL RETORNO DE DRAGON

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La criatura alada respondió con un alarido, resonando ambos rugidos entre las montañas, siendo escuchado hasta en una batalla lejana

El espectro del anillo quedó en silencio, como si de pronto dudara. Estupefacto más allá del miedo, con su mira en el cielo

Dragón había llegado; miró hacia la batalla, no tenía buena pinta, y por lo visto aun no llegan, ¡mierda!

Y allí, a poca distancia, vio a la gran bestia, rodeada de una profunda oscuridad; y montando en ella como una sombra de desesperación, al señor de los Nazgül. Un poco hacia la izquierda, delante de la bestia alada y su jinete, estaba Eomer, blandiendo su espada

Eomer sintió que la esperanza volvía, corrió hacia su tio, este aun respiraba

– ¡AQUIIIIII! – Llamo con todas sus fuerzas, mirando al recién llegado, aliviado por su presencia

Las criaturas, hombres y bestias allí en el campo de Pelennor se encontraban bastante desconcertados, pues había llegado otra criatura alada de Mordor, mas su jinete no es un Nazgül, un ser enfundado en negro y siniestra oscuridad. todo lo contrario, solo brilla una cabeza rubia en la altura y no viene solo

Encima del siniestro Dragón se alza otro humano, aunque menos imponente y un elfo, ¡un maldito elfo!

La batalla alrededor de ellos se detuvo por segunda vez. El rey brujo miro largamente al rubio como reflexionando. Luego detuvo su mirada en otro ser, idéntico al primero. De pronto, la bestia horripilante batió las alas, levantando un viento hediondo. Subió en el aire a la altura del otro brujo. Detuvo su mira en ellos, en esos ojos platinados, un rasgo jamás visto en los hombres

Los magos, los Vanyar no tienen permitido mostrar su real forma, casi todos a excepción de uno se perdieron hace mucho, y Saruman pereció

¿Quiénes son? La cuestión latente

– ¡No! ¡No es el momento! – advirtió el espectro con su oscura voz, para en enseguida dar media vuelta y tomar rumbo a Mordor

Draco no se dio la molestia de seguirlo, la batalla de antes ha consumido mucho de su fuerza, aterrizó rápidamente, con aliados y enemigos alejándose por igual, a excepción de los Rohirrim, de quienes en sus corazones renacieron en esperanza

Scorp tembló lleno de terror, su mano aun tiembla ante el recuerdo, ¡maldición! mató a una de esas cosas, a un jinete oscuro, y el miedo todavía vuelve a él, justo como en este momento

– Dragón está aquí – consoló en un suave susurró Legolas colocando una mano en su hombro. Scorp solo miro a su padre

Caídos y heridos, los jinetes de la marca se levantaron con fuerzas renovadas, confiando en la victoria segura que seguramente les ofrecerá el jinete de la oscuridad, como le apodaron, ¡Dragón!

– ¡MIERDA! – gruño con bastante molestia el rubio, Draco

– ¿Qué ocurre? – cuestiono con voz temblorosa el tercer mariscal de la marca

– ¿Dónde te habías metido, que no supimos de ti? – cuestionó el moribundo monarca, viendo por detrás del rubio, a otro niño idéntico a este. El mismo que les mostro antes de la luna sangrienta

– Mi reino, el bosque negro, fue atacado desde Dul Guldur – irrumpió Legolas clavando una flecha en el enemigo, limpiando el área para dejar hacer lo suyo al rubio – Dragón – bajo la mirada hacia el cuerpo

Hyperion apoyo al elfo, viéndolos de reojo, hay un ambiente enrarecido entre su padre y Legolas, uno que no puede nombrar y menos comprender

– Lo sé – se frustró Draco con una mirada oscura; mas no tenía muchas posibilidades

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora