GUISO DE CONEJO

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Durante la caminata, Sam había estado pensando seriamente en la comida. Ahora que la desesperación de la puerta infranqueable había quedado atrás. No se sentía tan inclinado como los otros a no preocuparse por el problema hasta después de haber llevado a cabo la misión

Además, al cabo de una larga noche de marcha, y después de haberse bañado y bebido, sentía más hambre que nunca. Una cena, o un desayuno, junto al fuego en la vieja cocina en bolsón de tirada, eso era lo que añoraba en realidad

Se le ocurrió una gran idea y se volvió a Gollum, quien se escabullía y se deslizaba a cuatro patas por la cama de helechos.

– ¡EH! ¡GOLLUM! – gruño Sam – ¿A dónde vas? – cuestiono persiguiéndolo con pasos pesados

– No debe interesarte Hobbit – rumio el Gollum avanzando a lo profundo, no queriendo escuchar las quejas de ese hombre

– ¿De caza? – cuestiono Scorp con una leve sonrisa, viendo de reojo al ojiverde, pero este solo miraba al vacío

– Sí, tal vez, sí - dijo Gollum – Smigol siempre ayuda, si le piden... Si le piden amablemente – dio unos brinquitos desapareciendo por completo

– ¡BIEN! – se rindió Sam con alegría – Yo pido. Y si eso no es bastante amable, ruego – hablo al vacío, aunque el Gollum ya se perdió de vista

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Minutos después

Dieron unos bocados al lembas, antes instalarse en el fondo de la oscura cama de helechos. Frodo se quedó dormido. Sam lo miraba. Albus también se durmió, Scorp dejo salir un suspiro lleno de frustración; desde que estuvieron en la puerta negra de Mordor, no ha vuelto a decir nada, no soltado una sola maldición

Es un cascaron vacío, un cuerpo muerto que hace lo que se le pide, mas no porque lo desee. No sabe ¿Qué hacer? ¿Qué decir?

Las primeras luces del día se filtraban apenas a través de las sombras, bajo los árboles, pero Sam veía claramente el rostro de su amo, y también las manos en reposo, apoyadas en el suelo a ambos lados del cuerpo

– No la tenemos fácil – suspiro Sam viendo como el pequeño rubio tiene que lidiar con su amigo. Tanto Frodo como Prince se volvieron absortos y sombríos, mas no hay tiempo para tratar con ello

– Al parecer no soy el único – susurro Scorp alejándose del azabache. Quizás descansar lo ayude

– Tranquilo, solo necesita un poco de tiempo – consoló al menor, al verlo apagado

– Espero que sea solo eso – susurro sentándose al lado de Sam

Gollum volvió sin hacer ruido y espió por encima del hombro de Sam. Mirando a Scorp; cerró los ojos y se alejó en silencio

– He regresado... he vuelto... Smigol está aquí – dijo masticando algo y murmurando entre dientes.

En el suelo junto a él había dos conejos pequeños que Gollum empezaba a mirar con ojos ávidos.

– Buen trabajo – sonrió Scorpion, no ha probado carne en mucho tiempo, prácticamente desde que llego a este mundo

– Smigol siempre ayuda – salto con emoción – Ha traído conejos, buenos conejos – continúo viendo a los cuerpos inertes

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora