EL SEÑOR DE LA MARCA

477 69 2
                                    

̶ Que cobarde – bufo burlón Dragón bajando; el enemigo se estaba agrupando, al menos la fortaleza aún sigue ilesa – Lord, mi señor sigan el plan – hablo hacia el señor elfo y al Rey – quédense a mi lado los que deseen estar al frente – señalo al grupo

̶ Es peligroso que te quedes, eres esencial – se negó el elfo, ese niño vale más que la vida de cualquier otro, incluso del rey. Es poderoso sin duda y primordial en esta batalla

̶ Ese siempre fue el plan – sonrió con ternura hacia el señor elfo – podre entretenerlos lo suficiente como para que lleguen – hablo divertido

̶ Es arriesgado – titubeo Legolas, temiendo que este plan no funcione o como consecuencia muera el pequeño rubio

̶ Tú me protegerás – sonrió arrogante dando un paso firme, aunque por dentro estaba muriendo de miedo, esto es estúpido

̶ Con mi vida – acepto arrodillándose, cuando se dio cuenta de ello ya era tarde, no supo ni porque se arrodillo ante el menor

̶ Yo también – sonrió Aragorn, disfrazando su furia

Sintió un profundo dolor cuando los vio, más su orgullo como guerrero y Montaraz no le permite que sus sentimientos interfieran en una batalla y menos en esta

̶ En ese caso, le hare compañía en esta difícil hora – hablo Glorfindel algo intrigado por la acción del príncipe elfo

̶ Partan – ordeno Dragón mirando la luna brillar con más fuerza, como símbolo de que todo estará bien, eso quiere creer

Los demás, Dieron media vuelta y echaron a correr a lo más profundo de la fortaleza siguiendo el plan al pie de la letra. A su lado se quedaron: Legolas, Aragorn, Gimli, tres campesinos, cuatro elfos, lord Glorfindel, solo doce soldados ante una mar de orcos

̶ Bien... demos la bienvenida a nuestros invitados, es de mala educación no atenderlos – sonrió el pequeño rubio abriendo la puerta

.

.

.

.

.

.

.

Las huestes apretaron sus armas con fuerza esperando que el Rey salga en su caballo blanco seguido de su ejército para la batalla, pero la incredulidad se apodero del rostro de Orcos, Urokhai y hombres tanto salvajes como Haradrim

De la fortaleza impenetrable de piedra salía un niño de cabellos plateados con toques dorados, que brillan a la luz lunar

En ese momento, unos diez o doce orcos que habían permanecido inmóviles y como muertos entre los cadáveres, se levantaron rápida y sigilosamente, y partieron tras ellos. Dos se arrojaron al suelo y tomando al menor por los talones lo hicieron trastabillar y caer, y se le echaron encima. Pero una pequeña figura negra en la que nadie había reparado emergió de las sombras lanzando un grito ronco.

Un hacha osciló como un péndulo. Dos orcos cayeron, decapitados. En el momento en que Aragorn acudía a auxiliarlo

̶ Mierda – maldijo, se regañó por confiarse, se levantaba trabajosamente. Gracias a los cielos su varita sigue intacta

̶ Te doy las gracias, Gimli hijo de Gloin – agradeció Legolas matando tres orcos agazapados al muro, restos de la primera oleada

En este encuentro. Pero más de una vez el huésped a quien nadie ha invitado demuestra ser la mejor compañía

La batalla comenzó de nuevo, mientras Dragón avanzaba hasta delante del líder Orco; muchos orcos que quedaban dispersos los atacaban

̶ ¡DOCE! – dijo Gimli acariciando el hacha. A unos metros del menor

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora