EL BOSQUE DE FANGOR

747 104 2
                                    

Al fin, cuando el sol declinaba, llegaron a los lindes del bosque y en un claro que se abría entre los primeros árboles encontraron los restos de una gran hoguera: las cenizas estaban todavía calientes y humeaban.

Al lado había una gran pila de cascos y cotas de malla, escudos hendidos y espadas rotas, arcos y dardos y otros instrumentos de guerra y sobre la pila una gran cabeza empalada: la insignia blanca podía verse aún en el casco destrozado. Más allá, no lejos del río, que fluía saliendo del bosque, había un montículo. Lo habían levantado recientemente: la tierra desnuda estaba recubierto de terrones con hierba y alrededor habían clavado quince lanzas.

Aragorn y sus compañeros inspeccionaron todos los rincones del campo de batalla, pero la luz disminuía y pronto cayó la noche, oscura y neblinoso. No habían encontrado aún ningún rastro de Merry y Pippin.

– Estoy helado hasta los huesos – rumio Gimli batiendo los brazos y golpeando los pies contra el suelo, en un intento desesperado de abatir el frio glacial de la del amanecer

Los compañeros habían desayunado apenas; ahora a la luz creciente estaban preparándose a examinar el suelo otra vez en busca de rastros de Hobbits y los niños, bueno debían darse prisa sino los querían perder de nuevo

Durante algún tiempo corrieron con sus fuerzas, les tomo cerca al medio día llegar hasta el lugar. La visión es simplemente asquerosa. El árbol se alzaba melancólico sobre ellos; las hojas secas crujían en el viento

– Realmente se ensañaron – señala Aragorn viendo con asco todos los cuerpos

– Allí está el bosque – desvió la mirada Legolas, la ansiedad lo consume con tan solo saber que esta tan cerca al mismo tiempo lejos

Avanzo con pasos fuertes y pesados, denotando en cada paso su ansiedad latente

̶ Deberíamos revisar por aquí – denegó el líder, cada vez está más irritado

̶ Tranquilo – calmo el enano, es extraño ver tan hastiado al dunedain – vayamos primero por los Hobbits y los niños – dice intentando calmar el ambiente, siguiendo al rubio

Boromir miro al heredero de Isildor, ¿Qué le pasa? Ajusto la vista, puede que sean imaginaciones suyas o es que le fastidia en demasía la presencia de Dragón ¿Por qué?

Aragorn gruño fuerte y se alejó con lentitud. Llegó junto a las cenizas de la hoguera de campaña cerca de la orilla del río y luego retrocedió hasta la loma donde se había librado el combate. De pronto se detuvo y se inclinó con premura

Legolas se detuvo en seco al escucharlo, ¿Qué ocurre con él? Él no es asi, olvido a los Hobbits, paso la mano por sus cabellos dorados con frustración, ¡es ridículo!

– ¡aquí al fin hay algo nuevo! – grito Aragorn. Alzó una hoja rota y la mostró, una hoja grande y pálida de desvaído color dorado, ya casi pardo por el polvo

Y cerca ¡unos trozos de cuerda cerca! Ellos estaban vivos, y el alivio lo recorrió

– ¡y he aquí el cuchillo que cortó la cuerda! – casi celebro Gimli soltando un suspiro y extrajo de entre unas hierbas. Al lado estaba la empuñadura – Es un arma de orco – susurro con temor, tomándola con precaución y observando con disgusto el mango

– El jinete decía la verdad – soltó Legolas con vista a Fangor, mas no se atrevió a moverse

– Pues bien, vayamos al bosque – dijo Aragorn; intentando suprimir el malestar que intentaba apoderarse de él

Aragorn no tardó mucho en encontrar nuevas huellas

– Un Hobbit al menos se detuvo aquí un rato y miró atrás, antes de penetrar en el bosque – dijo Boromir, seguro de su afirmación; ahora detallando al elfo

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora