EL PRECIO DEL DESEO

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– ¡No es buena idea! – denegó el rubio suavemente – ¡¿No sabes cómo terminaron los orcos que me llevaron con ellos?! – pregunto con inocencia – muertos, masacrados y quemados... deberías preguntarle a Eomer de los Rohirrim, tal vez te cuente historias ¡interesantes! – dicto sintiéndose poderoso, sin moverse o amilanarse al verse rodeado por los guardias

¡Por Merlín! Justo ahora no siente miedo

– Padre, ¡ignora al niño! – se apresuró Faramir cubriendo al menor con su cuerpo – ¡y tú, deja de provocarlos, más te vale no herir a nadie! – advirtió mortalmente serio, este niño parece inofensivo, ¡malditamente falso!

– ¡Yo no lo hare! – Scorpius le restó importancia con calma abrumadora – Es una promesa... aunque mi padre podría malinterpretar esta conmoción, ya sabes... –señala su condición actual, como se encuentran rodeados – tu hermano le teme, deberías saber que no es en vano... – rio divertido ante el horror provocado por el Dragón en los corazones del pueblo

– ¡Deténganse! – ordeno Gandalf en advertencia. Sí, es cierto sus palabras, es malo – ¡déjenlo libre! No podemos perder tan valioso aliado. Si, Dragón nos toma por enemigos, el señor oscuro será el menor de nuestras preocupaciones – refuto pesadamente

El niño, Dragón, no es de su agrado. Pero su poder y estrategias, y su inteligencia son de temer, asi como su persuasión. Son útiles contra las huestes de Mordor

En la batalla anterior, ¡por los cielos! ¡Todos obedecieron a ese niño! Y este los llevo a una victoria aplastante como no ha habido desde la aplastante derrota de Sauron por los Numenoreanos en sus días de gloria, antes de ser castigados

– ¡ES UN JINETE! ¡UN NAZGUL! – fue el grito colectivo, el que lo sacó de sus cavilaciones

Faramir al verse ignorado, apretó los puños con un sudor frío recorriendo su médula, mas aquello solo podía significar una cosa

– ¡¡¡ES BOROMIR!! – gritó el segundo capitán, tan fuerte que acallo todas las otras voces. Ganándose la atención intrigada y confusa de todos

– Mi señor Denethor. Boromir, su hijo, ¡vive! – explica Gandalf hacia Denethor con cierta burla impregnada en su voz – jamás te he mentido, aunque quizás ya no tengas su lealtad – añadió despacio. Miro al cielo y la luz azul, le dio la razón a Faramir, es ¡Dragón!

Antes de que el señor de estas tierras pudiera decir algo, el gran Dragón ennegrecido en maldad, se alzó sobre ellos, cubriendo la luz del sol entre sombras, ningún contraataque pudo darse, pues el nombre pronunciado por Faramir paralizó a todos

Ante la atónita mirada de los hombres de Minas Tirith, la monstruosa criatura descendió de los cielos, aun lado del árbol blanco mostrando en su extenso lomo a tres figuras: un alta, delgada y señorial, un elfo; luego otro que todos creían muerto, también bajaba emocionado y detrás de ellos, un niño. Un niño idéntico al que se revelo al senescal, idéntico al niño que los confronta. Y entonces la criatura extendió su ala; dejando bajar por él, al muerto vivo ahora y al niño, mientras el elfo se mantuvo en la cima, aunque su vista no lo sé alejo de dúo

– ¡¡Padre!! – corrió el pequeño Malfoy. Aprovecho el shock general de sus perseguidores para escabullirse de entre los guardas hasta llegar con Dragón

– Es bueno ver que te mantienes – el hijo de Narcissa, acaricio los cabellos del menor que lo abrazaba fuertemente, soltando un ligero llanto. Dragón sonrió, ¡está bien! Por esta vez lo dejara pasar

– Creí que te había pasado algo malo, cuando la comunicación se cortó – sollozo ligeramente el ultimo Malfoy – ¡estoy feliz de verte! – sonrió mostrando todos sus dientes aun con lágrimas cayendo por su rostro. Olvidando su etiqueta de noble

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora