HOGAR DEL MAGO BLANCO OSCURO

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Y así, en el prado verde a orillas de la corriente del bajo, volvieron a encontrarse, a la luz de una hermosa mañana, el rey Théoden y Gandalf, el caballero blanco. Estaban con ellos Aragorn hijo de Arathorn, y Legolas, el elfo; y los señores del palacio de oro. Los rodeaban los Rohiryn, los jinetes de la marca. Una impresión de maravilla prevalecía de algún modo sobre el júbilo de la victoria y los ojos de todos se volvían al bosque.

Dragón esta vez viajaba encima del lomo del Dragón colosal y Corroído por Sauron, quien lo manejaba era Legolas, asi como Gimli iba a un lado, quien tenía una venda manchada de sangre le envolvía la cabeza; pues la batalla termino y sin esperar un instante tomaron armas y marcharon con dirección a Isengar

¡No podían darse el lujo de que se agrupen y los ataquen nuevamente!

De pronto se oyó un clamor en los compañeros que el enemigo se había arrastrado al abismo.

Boromir sentado a la diestra de Gimli, miraba con infinita admiración al pequeño mago rubio, con una sonrisa imborrable en sus labios. En todas sus batallas contra Mordor, por primera vez en demasiado tiempo tiene una pequeña esperanza, existe la ilusión de que podrían ganar, la esperanza de obtener la victoria absoluta sobre Mordor, el señor oscuro Sauron

– ¡CUARENTA Y DOS, LEGOLAS! – presumió Gimli hacia el elfo al verlo basta te sombrío, sabe que paso algo entre Dragón y Legolas, pero se niega a indagar, ¡No es el momento! – ¡AY! ¡SE ME HA MELLADO EL HACHA! El cuadragésimo segundo tenía un capacete de hierro. ¿y a ti cómo te ha ido? – continúo revisando su hacha, por supuesto dejando que Dragón descansé sobre sus piernas

Dragón se ve extremadamente agotado, las sombras oscuras debajo de sus ojos y su palidez le preocupan

– Me has ganado por un tanto – respondió Legolas un tanto distraído, sin atreverse a ver a Draco – Pero no te celo ¡tan contento estoy de verte todavía en una pieza! – sonrió forzado. Debía dejar de lado esos pensamientos sombríos que lo atacan sin templanza

Cerro los ojos con fuerza para luego inhalar profundamente reuniendo coraje para finalmente ver al mago

¡A Dragón!

Casi se cae de la impresión al detallarlo un tanto; se sintió realmente miserable de tan solo ver el estado lamentable del rubio

¿Cómo permitió que Dragón terminara así?

Apretó la mandíbula soltando las riendas que dirigen a la bestia domada

– Cálmate – advirtió Boromir sosteniendo las riendas – Sé perfectamente tu sentir, por ello es nuestro deber esperar a su lado, luchar bajo su ala, apoyarlo sin dudar, ¡Permanecer a su lado! – finalizó viendo de reojo al elfo

Legolas le miro largo rato, Boromir está en lo correcto, pero si sentir dista mucho de su sentir, pues Boromir es humano y como tal no alcanzará a comprender jamás a un elfo; sin decir nada solo atino a arrebatarle a Draco de las piernas del señor enano para acunarlo entre sus brazos

No hay otra forma de calmar su incesante ansiedad, ansiedad que carcome su cordura, apretó el cuerpo del menor, sintiendo como la tranquilidad recorre sus venas

Boromir sonrió de nueva cuenta, ante las acciones del elfo, ¡Dragón es increíble!

Gimli, hijo de Gloin quiso protestar, más se abstuvo ante la sonrisa del humano

Sonriendo también ante la vista de los dos rubios

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LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora