EL REY DE CASTILLO DE ORO

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¿Ese hombre una serpiente? Por supuesto que no, no permitirá tal falacia; además hay algo que le desagrada en demasía en este asqueroso muggle

Se sintió un verdadero estúpido por creer por un momento fugaz que este malparido tendría parecido con su padrino; su colgante se hizo pesada, casi como si tuviera el peso del libro de cuidado de criaturas, ese bestial libro

– Legolas – llamo despacio evitando llamar la atención de los guardias; este le miro curioso – destruye esa cosa negra que sostiene el rey y hiere al gusano en su brazo – señalo, deslizando dos dagas en las manos del elfo

No estaba seguro de esto, es casi como un instinto salvaje y voraz intentando devorarlo, no hay forma racional de explicar esto

– Viejo estate preparado – siseo casi en silencio, acercándose al viejo, no está seguro de mostrar sus habilidades; ¿qué es esto? Imposible afirmar que no es su voluntad, es algo distinto

Gandalf no entendió; el rey soltó una risa siniestra, mientras levantaba un instante los pesados párpados y observaba a los extranjeros con ojos sombríos.

– La hospitalidad ha disminuido bastante en este castillo desde hace un tiempo, Théoden hijo de Thengel – dijo Gandalf -. ¿no os ha transmitido el mensajero los nombres de mis compañeros? Rara vez un señor de Rohan ha tenido el honor de recibir a huéspedes tan ilustres que han dejado a las puertas de vuestra casa, armas que valen por las vidas de muchos mortales, aun los más poderosos – respondió a la ofensa del rey, este hombre se cree con la capacidad de desafiarlo

– Ahora – ordeno sujetando su varita con discreción

Legolas destruyo la vara negra que sostenía el rey, asi como perforo con la otra daga el brazo del sucio muggle, en un movimiento invisible

– Viejo – rumio Draco, viendo como este se quedaba paralizado

La voz del menor lo saco de sus pensamientos; levantó la vara. Un trueno rugió a lo lejos. El fuego de la chimenea se debilitó. Sólo Gandalf era visible, de pie, alto y blanco ante el hogar ennegrecido. En la bruma se escuchó el lloriqueo y quejas del hombre herido

– ¡CAPTÚRENLOS! – grito lengua de serpiente soportando su dolor

El menor sonrió, mas no hizo movimiento alguno, es mejor esperar, aun con su piel ardiendo en llamas, quemaba

– ¿No os aconsejé, señor, que no le dejarais entrar con la vara? – pregunto furioso – ¡EL IMBÉCIL DE HÁMA NOS HA TRAICIONADO! – grito lleno de rabia hacia el mago

Un relámpago cayo, como si un rayo hubiera partido en dos el techo, luego el silencio reino nuevamente, mientras el grupo reducía a los guardias, aunque Draco no se movió, dejo que el elfo y Boromir lo protegieran

– Me escucharas ahora, Théoden hijo de Thengel – rugió Gandalf. Levantó la vara y la apuntó hacia una ventana alta

Allí la oscuridad pareció aclararse y pudo verse por la abertura, alto y lejano, un brillante pedazo de cielo con un hermoso sol resplandeciendo

Lentamente Théoden se levantó del trono. Una luz tenue volvió a iluminar la sala; la mujer corrió presurosa, llena de temor, al lado del rey y lo tomó del brazo; no deseaba perder a alguien más de su preciada familia

– ¡ABRID LA PUERTA Y LAS VENTANAS! – gritó – ¡AQUÍ VIENE EL SEÑOR DE LA MARCA! – ordeno

Háma asintió, y las puertas fueron abiertas, el viento soplo con fuerza, como si lo hiciera para quitar el hedor del lugar

– Y ahora, señor – dijo Gandalf – ¡CONTEMPLAD VUESTRAS TIERRAS! ¡RESPIRAD UNA VEZ MÁS EL AIRE LIBRE! – su voz llena se euforia lo venció

Desde el pórtico, que se alzaba en la elevada terraza, podían ver, más allá del río, las campiñas verdes de Rohan que se pierden en la lejanía gris

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora