EL HOMBRE QUE NO PUEDE SER REY

350 42 1
                                    

– ¡Es el cuerno que Boromir llevaba siempre consigo! – exclamó Pippin

– Exactamente – dijo Denethor – Y yo lo llevé en mis tiempos como todos los primogénitos de esta casa, hasta los años ya olvidados anteriores a la caída de los reyes, desde que Vorondil padre de Mardil, cazaba las vacas salvajes de Araw en las tierras lejanas de Rhün. Lo oí sonar débilmente en las marcas septentrionales hace veintitrés días, y el río me lo trajo, quebrado: ya nunca más volverá a sonar – calló, y por un momento hubo un silencio pesado. De improviso, Denethor volvió hacia Pippin los ojos negros

Gandalf quiso tener al muchachito ese aquí para que pueda manejar esto, ¿Cómo lo haría? La eminente desolación de la tierra media está poniendo a prueba su cordura

– ¿Qué puedes decirme tú, mediano? – cuestiono sabiendo que el mago no dirá nada de lo que desea saber

– veintitrés, veintitrés días – balbució Pippin – Sí, creo que fue entonces. Sí, yo estaba junto a él, cuando sopló el cuerno. Pero nadie acudió en nuestra ayuda. Sólo más orcos – recordó el día que se separaron de su amigo, ¿Cómo estará Frodo? Le alegra que este junto a esos niños

No pudo llegar a conocerlos muy bien, pero todos hablaban de como Dragón lidero la victoria sobre los orcos

– Ah – alzo una ceja Denethor – De modo que tú estabas allí. ¡cuéntame más! ¿por qué nadie acudió en vuestra ayuda? ¿y cómo fue que tú te salvaste, y no él, poderoso como era, y sin más adversarios que unos cuantos orcos? – interrogo lleno de ira mal contenida

Pippin se sonrojó y olvidó sus temores

– El más poderoso de los hombres puede morir atravesado por una sola flecha – replicó el Hobbit – y Boromir recibió más de una. Cuando lo vi por última vez estaba caído al pie de un árbol y se arrancaba del flanco un dardo empenachado de negro. Luego me desmayé y fui hecho prisionero – siguió ignorando la molesta cara del mago – ciertamente mi primo y yo fuimos salvado por él – siguió

Ahora era Pippin quien miraba al anciano a los ojos, movido por un orgullo extraño, exacerbado aún por el desdén y la suspicacia que había advertido en la voz glacial de Denethor

– Más me he encontrado con él hace tan solo días atrás en Isengar, estuvo allí en la celebración por la victoria sobre Isengar, no traía ni rastro de heridas – añadió antes que el Senescal dijera algo

– Dragón le ha arrancado desde las fauces de una muerte segura, desde allí lo ha acompañado, tu Orgulloso heredero ha sido de gran ayuda en la batalla contra Mordor y Isengar en el abismo de Helm, de donde ha salido ileso – irrumpió el nuevo mago blanco – hoy no está conmigo, a causa de que fueron llamados a Ithilien – completo

– Traed vino y comida y asientos para los huéspedes – dijo Denethor incrédulo a esta versión – es todo el tiempo que puedo dedicaros, pues muchas otras cosas reclaman mi atención – le dijo a Gandalf – Problemas que pueden parecer más importantes, pero que a mí en este momento me apremian menos. Sin embargo, tal vez volvamos a hablar al fin del día – añadió vacilante, ¿Dónde estaba su hijo?

Llamo a su guarda para que mandara un mensaje a Ithilien, debía asegurarse que su hijo de verdad aún vivía

– Y quizás antes, espero – siseo estupefacto Gandalf – Porque no he cabalgado hasta aquí desde Isengard, ciento cincuenta leguas, a la velocidad del viento, con el único propósito de traerte a este pequeño guerrero, por muy cortés que sea – rumio impaciente – ¿No significa nada para ti que Théoden haya librado una gran batalla, que Isengard haya sido destruida, y que Théoden haya cortado la cabeza de Saruman? – cuestiona dando un paso delante del hombre

LA VOLUNTAD DE ILUVATURDonde viven las historias. Descúbrelo ahora