𝓔𝓵 𝓮𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸 𝓬𝓸𝓷 𝓛𝓾𝓽𝓱𝓮𝓻

1.9K 163 378
                                    

〘 Thomas Holland 〙

A unos días del funeral, todo parecía haber comenzado a ir de vuelta a la normalidad. Estaba tan ensimismado con la problemática de Luther que ni siquiera podía dormir sin sentir que estaba en peligro o en su defecto, que _____ se encontraba en constante riesgo hasta de asomarse por la ventana.

Esa mañana desperté desde muy temprano, fui a darme una ducha y a prepararme para salir en dirección a la casa de mis padres para ir con Sam a las empresas y asistir a la junta de balance en nombre de nuestro padre que ahora mismo se encontraba afuera de la ciudad.

Salí de la ducha a los diez minutos, me vestí con un traje negro, debajo de la camisa me puse el chaleco antibalas y guardé de paso un arma por cualquier situación. Miré por el espejo del tocador a mi esposa, seguía durmiendo plácidamente en nuestra cama. Era la única en este hogar que parecía no preocuparse de nada de lo que pasaba y eso me mantenía en calma.

Me puse mi saco, guardé mi celular, las llaves y la cartera y me acerqué a donde ella estaba, mantenía su torso desnudo sólo con mi camiseta puesta, le tuve que cubrir con las frazadas y deposité un beso sobre su mejilla en forma de despedirme sin despertarla pero no funcionó porque la vi abrir sus ojos desorientada para entonces entrecerrarlos y verme.

— ¿Tommy? —bostezó—. Es muy temprano, ¿te vas?

—Tengo trabajo por hacer, muñeca. Sigue descansando, te veré en el almuerzo —le avisé sentándome un momento en la orilla de la cama.

—Está bien, mi amor —la escuché murmurar con una voz bajita y cansada—, que te vaya bien. Te amo. No te metas en más líos, ¿sí?

Y sentí cómo a pesar de estar aún adormilada, se acercó a mí y depositó sus labios sobre mi mejilla en forma de despedirme también.

—Te veo en un rato, ¿quieres que te traiga algo?

—A mi marido —aseguró antes de volver a cubrirse y acostarse—, es todo lo que quiero y necesito aquí.

Me hacía sentir tan vulnerable pensar que podría perderla. Deseaba tirarme a la cama y acostarme con ella para no abandonarla pero no era una opción. Me levanté de la cama y salí de la habitación cerrando la puerta para ir al coche en donde ya debían estar esperando Oliver y los guardias para acompañarme y evitar cualquier clase de incidente.

Salí de casa, en el jardín estaban Maximo, Bobbi y Oliver fumando en el cofre de la camioneta blindada. Los miré, ni siquiera se habían dado cuenta que estaba a sus espaldas.

—Cuando quieran, señores —comenté y se sobresaltaron alejándose de la camioneta.

—Buenos días, joven Thomas —saludó Oliver siendo el primero en correr al coche.

—Iremos a la casa del señor Holland —le avisé entrando en la parte trasera, poco después se metieron Bobbi y Maximo.

—Claro que sí —Oliver esperó que estuviéramos dentro para comenzar a conducir.

— ¿Y ahora no se quedará ninguno de nosotros con la niña Lebarde? —Bobbi preguntó mirándome por el espejo retrovisor.

—La señorita Holland —corregí a Bobbi—, no saldrá hoy. Mientras se mantenga en casa estará segura.

Bobbi sólo movió su cabeza de manera afirmativa. Oliver tomó una ruta distinta a la habitual para evitar cualquier clase de emboscada que pudieran hacernos.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora