𝓛𝓪 𝓫𝓸𝓭𝓪

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_____ Lebarde

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Una semana antes   
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—_____, tenemos que hablar —mi padre entró a mi habitación abruptamente mientras yo me encontraba jugando con Clementine y sus barbies.

Por la cara de mi padre podía sospechar que no se trataban de muy buenas noticias que digamos...

— Clem, tu madre te habla, deberías bajar —pidió mi padre a su nieta que de inmediato asintió saliendo casi corriendo de la habitación para dejarnos a solas y al hacerlo, mi padre se sentó en mi cama un momento antes de pensar qué decirme—. Los negocios van mal, las cosas no salieron conforme lo esperado y perdimos mercancía en el Pacífico.

—Creí que habías hablado con tus socios al respecto, papá —dije algo curiosa por el tema, en especial porque ni él ni mi hermano les gustaba que yo o mi hermana estuviéramos metidas en los temas de su trabajo.

—Sí, pero no podemos sacar dinero de ningún negocio alterno por ahora, todo está contabilizado, estos encargos eran importantes y ya perdimos cincuenta millones y medio de libras en ese barco —siguió explicando—. Tuve que torcer las manos con Holland.

— ¿Dominic? No estoy al tanto de todos tus negocios pero, ¿No con él es la persona con quien menos te atreverías a contar? Es la competencia...

—Sí, es exactamente a lo que me refiero, ______ —explicó—, hicimos una "tregua". Nos hará un préstamo con una muy buena cantidad de dinero, pero hay una condición.

— ¿Condición?, ¿Necesitas que te preste ahorros?

—No, algo más delicado, hija —y guardó silencio sin saber exactamente qué palabras utilizar así que supuse lo peor, tal vez una muerte de alguien cercano o algo parecido—, la condición fue tu mano.

— ¿Quiere cortarme una mano? —pregunté con cierto terror al imaginarme la situación pero mi padre negó.

—No, me refiero que la condición es un compromiso entre su hijo mayor y tú.

Ese planteamiento me dejó por completo helada.

¿Era una broma? Esperaba que sí.

—Y, de acuerdo, ¿Qué me vas a pedir? No me digas cosas así, no se juega con eso, papá.

—No es un juego, la boda es en un mes, debes comenzar a prepararte para ello. No hay más, ______.

— ¡No, no lo haré! —le grité a mi padre—, ¡No me puedes obligar a casarme con él!

— ¡No tenemos otra solución! —el grito con la voz grave de mi padre me hizo callar y sobresaltarme de inmediato—. No estamos en condiciones de negarnos a sus términos por los cuales sujetan el préstamo.

Dominic Holland, y papá habían competido durante toda su vida por ver quién era el mejor. Tenían una buena enemistad por decirlo de algún modo pero jamás había pensado que sería capaz de ayudarlo y menos de pedir como garantía algo como una boda.

—Papá, por favor, no me hagas esto —le rogué—, ¿En serio aceptaste su trato? Dale una casa, un terreno o no lo sé, algo más, no a tu hija.

—Cariño, fue el trato que quiso aceptar. Si te casas con su hijo hay más probabilidades que esta tregua se respete, mi gente no se mete con la suya y la suya no se mete con la mía. Te necesito, jamás te he pedido nada antes, ¿Verdad que lo harás?

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora