𝓗𝓸𝓰𝓪𝓻, ¿𝓭𝓾𝓵𝓬𝓮 𝓱𝓸𝓰𝓪𝓻?...

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_____ Lebarde

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Por la mañana todo era silencio. Nadie en casa se atrevió a mencionar una sola palabra. Para el desastre de los cristales de las ventanas reventados Thomas hizo una llamada a una agencia de limpieza, también para quitar la enorme mancha marrón de la alfombra en la sala donde hace tan sólo algunas horas atrás había visto tirado a Leandro.

Yo me encontraba en la habitación empacando ropa suficiente después de la advertencia de Thomas. El funeral de Leandro sería en Londres, así que iríamos los dos, pero me quedaría yo.

La puerta se abrió, volteé solo para encontrarme con Thomas. Se notaba cansado por haber pasado la noche en vela. No nos dirigimos una sola palabra y él no siquiera hizo el intento por verme. Solamente se sentó a mi lado en la cama en lo que seguía poniendo mi ropa en la maleta.

— ¿Llamaste a tus padres? —Pregunté una vez que noté que no planeaba iniciar él una conversación.

—Sí —contestó luego de unos segundos en silencio—. Nos esperan a media noche en casa.

Volteé a verlo, se restregó la cara con sus manos en un segundo de frustración y omitió sus quejas.

—Te ves agotado.

—Me siento peor de lo que me veo, muñeca, créeme.

Por un momento dejé mi ropa para acercarme a él y poner mi mano sobre su espalda y mi cabeza sobre su hombro.

— ¿Por qué no intentas dormir un poco? En lo que es la hora de ir al aeropuerto.

—No, no podría —se negó de inmediato—. Hay muchas cosas aún y... y no creo dormir bien en una buena temporada.

— ¿Quieres hablar sobre lo que sucedió? —Pregunté con desconfianza.

Con el humor que se cargaba era casi un hecho que una mala pregunta se volviera causal de una nueva discusión con él.

—No, no realmente. ¿Terminaste de empacar tus cosas? —Cambió el tema apenas tuvo oportunidad.

—Sí, bueno, no he empacado absolutamente todo, pero sí lo necesario para quedarme una temporada.

—De acuerdo. Por cierto... —lo vi meter la mano al bolsillo de su pantalón para sacar una cajita con una prueba de embarazo—, sería mejor salir de dudas, ¿no te parece?

Tomé la caja y la miré por un segundo. Una parte de mí estaba aterrada con que el resultado fuera positivo, quizá era la misma parte que deseaba quedarse con Thomas en Los Ángeles; y la otra parte estaba completamente emocionada con la idea de estar esperando a un pequeño parecido a nosotros.

—Termino de empacar y voy a hacerlo, ¿sí? —Le dediqué una sonrisa ligera, solamente lo vi verme por primera vez pero sin expresión alguna en el rostro.

—Muy bien —Thomas se levantó de nuevo dispuesto a salir de la habitación—. Debo continuar mi trabajo, te llamo cuando debamos irnos.

— ¿Tom? —Lo llamé cuando lo vi abrir la puerta para irse.

— ¿Qué? —Detuvo su caminar y me volteó a ver por un momento.

—No tienes que pasar por esto solo.

—Sí, lo sé.

Nuevamente pareció que había un atisbo de esperanza por que hablara, pero nuevamente lo reprimió y salió de la habitación cerrando la puerta detrás suyo dejándome completamente sola una vez más. Soltero suspiro lleno de pesadez y terminé de doblar la última ropa que tenía antes de cerrar la maleta.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora