𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)

𝓛𝓪 𝓯𝓲𝓮𝓼𝓽𝓪 𝓭𝓮 𝓫𝓲𝓮𝓷𝓿𝓮𝓷𝓲𝓭𝓪

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Thomas Holland

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Nuestro viaje duró nueve horas. Llegamos alrededor de las nueve y media de la noche al aeropuerto. Apenas el avión aterrizó y nos fue posible bajar yo salí primero para ayudar a mi esposa a hacer lo mismo.

Bobbi y Maximo bajaron al último, Bobbi llevaba a Tessa y Maximo las maletas. Ya nos esperaba el coche para llevarnos a la mansión y el chófer estaba afuera del coche esperándonos.

—Joven Stanley, qué gusto verlo de nuevo —saludó el hombre de cara alargada, nariz aguileña con cejas pobladas y vestido con su uniforme de trabajo—. Señorita Holland, espero que haya sido un viaje agradable para ambos.

—Lo fue. —Mencionó mi esposa cuando nos abrió la puerta, yo subí primero y ella después de mí.

Maximo llevó las maletas a la cajuela y Bobbi subió al asiento de copiloto junto a Maximo.

—Es muy extraño saber que no estarán Oliver, April, Leandro, Henrietta o Victoria en casa. —Mencionó _____.

—Henrietta nos alcanzará en unos días y Leandro probablemente vuelva a sus labores en dos semanas así que no será tan extraño. A excepción de James —mencioné en referencia al chofer—, de Anthony en la cocina y Dalia en constantes prisas por tener la casa en orden.

—Bien, aunque creo que lo del volante del otro lado del coche es ridículamente innecesario.

— ¿Te parece? ¿Y en qué cambia si tú ni siquiera sabes manejar? —Le pregunté y ella titubeó un poco.

—Bueno pues así tampoco tengo muchas ganas de aprender, Thomas. Es una locura.

No pude evitar esbozar una sonrisa y voltear a verla por unos segundos mientras ella jugaba nerviosamente con sus manos.

—Te gustará la casa.

— ¿Tú crees?

—Claro, hay una buena vista, es grande, con un jardín bien cuidado, piscina, un cuarto de música y tengo una mesa de billar. ¿Sabes jugar billar?

—No, papá decía que esa clase de juegos no eran apropiados para una señorita.

—Bueno, el punto es que tenemos una mesa de billar reiteré—, la oficina, el comedor y el resto de cuartos comunes.

— ¿Iremos de compras por mi vestido?

— ¿Ahora mismo? —Cuestioné pensando en si era buena idea o no—. Bueno, el centro comercial no está muy lejos, si es lo que quieres podría dar la vuelta James en la siguiente intersección para ir.

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____ Lebarde

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Inmediatamente afirmé con la cabeza un par de veces y él posó una de sus manos en mi brazo para acariciarlo.

—James, vamos al centro comercial —avisó a su chófer—. Da vuelta en la siguiente calle.

—Claro que sí, joven Stanley. —James giró a la izquierda cuando estuvimos en la intersección.

Cuando llegamos Tom salió primero para abrirme la puerta y ayudarme a bajar y tomarme de la mano cuando estuvimos fuera del coche.

—Lleva a Tessa a casa, James —ordenó a su chófer—. Regresas en un rato, Bobbi y Maximo que te acompañen y que Maximo regrese con el coche.