𝓒𝓪𝓶𝓫𝓲𝓸 𝓭𝓮 𝓹𝓵𝓪𝓷𝓮𝓼

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〘 Thomas Holland 〙

Palidecí al oír su último comentario hecho. Dejé los resultados sobre la mesa de nuevo y volví a mirarla en completo silencio por algunos segundos. Estaba tratando de procesar la noticia.

— ¿Cómo vas a estar embarazada, Zen? Nos hemos cuidado a cada encuentro que tuvimos —respondí bajando la mirada un momento y sobando el puente de mi nariz.

—Ya lo sé, tampoco creí que fuera un embarazo —me explicó—, pero terminé yendo con el doctor, hicimos las pruebas de sangre y ese fue el resultado. No lo hice con nadie más que no fueras tú, así que...

Nuevamente solté mi aire retenido al escucharla terminar de contarme todo.

—Con un carajo —murmuré pasándome las manos por el rostro.

—Sólo quería que estuvieras al tanto, ¿de acuerdo? No te estoy pidiendo que te hagas cargo.

Y volví a mirarla. El mesero llegó con nuestras bebidas, ella agradeció y tomó su vaso para dar un trago al agua.

— ¿Piensas abortar? —la cuestioné y esta vez ella fue quien guardó silencio pensando la respuesta.

—No lo sé, Tom. No puedo hacerme cargo de un niño. Mi carrera está despegando muy alto, estoy enfocada en mí, un bebé en este momento de mi vida no sería importante, ¿entiendes? No le daría tiempo, atención ni cariño que requiere, sólo será un obstáculo, y no quiero eso. Pero tampoco me siento capaz de abortar, no podría con el remordimiento moral.

—Zen —tomé una de sus manos en esta ocasión—. Te apoyaré en lo que sea que elijas, ¿de acuerdo? Ese bebé no será sólo tuyo, es mío también, así que lo que sea que tú decidas sabes que te apoyaré, ¿de acuerdo?

— ¿Y tú cuál crees que sea la mejor opción?

—A mi parecer, el aborto —afirmé—, pero si no estás de acuerdo en eso, hay otra opción.

— ¿Cuál es?

—Darlo en adopción.

Nuevamente ella lo pensó mientras daba otro trago a su agua.

— ¿Darlo en adopción?

— ¿No te parece?

—No sabríamos qué clase de vida tendría. No soportaría saber que está con una familia que no vaya a darle el amor que debería.

Algo iba a comentar pero Maximo entró al local y se acercó a nuestra mesa.

—Joven, tenemos problemas —avisó cerca de mi oído.

De inmediato me levanté de la silla, saqué dinero de lo bebido y lo dejé en la mesa.

—Algo se me puede ocurrir si no te agrada esa idea, pero déjame pensarlo, ¿de acuerdo? Tengo muchos problemas en los cuáles pensar justo ahora, te llamaré mañana o iré a verte si es que encuentro otra solución.

—Está bien, esperaré tu llamada.

Salí con mi guardia del local y fuimos al coche, apenas entramos, Maximo comenzó a conducir.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora