𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)

Una reconciliación

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_____ Lebarde

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“No puedo apartarme de ti y fingir que no muero de celos cada que te veo con alguien más.”

— ¡Paddy, corre. Ya lo dijo! —Llamé a Paddy sin dejar de ver la pantalla.

— ¡No, no, ponle pausa! —Paddy exclamó desde el pasillo.

— ¡No puedo, Paddy, corre ya!

— ¡Espera, espera! —Paddy regresó a la sala con el bowl lleno de frituras y dos sodas—. ¿En qué va?

—Ya le confesó que la ama pero ella está a nada de rechazarlo porque se enamoró del chico de la tienda.

— ¿Qué? ¡Pero eso es ridículo, el de la tienda es un imbécil!

— ¡Lo sé, es lo que dije!

— ¿Otra vez están viendo esa tontería? —Escuchamos la voz de Dominic que entró a la sala.

Ninguno de los dos contestó algo, sólo afirmamos con la cabeza. Miré de reojo a mi suegro buscar entre los cajones del librero de la sala algo.

—Esto es ridículo, llevan una semana entera viendo a la misma hora esa estúpida telenovela —reclamó una vez más—. ¿Ya la buscó su ex novio?

—En eso están, lo va a rechazar. —Respondí.

— ¿Qué? ¿Y ahora por qué diablos?

Dominic tomó una carpeta y se puso detrás del sofá para agarrar una de las papitas del bowl en lo que miraba la pantalla también.

—Al parecer le gusta el de la tienda.

— ¿El de la tienda? ¡Pero es un imbécil!

— ¡Es lo que dijimos! —Exclamamos Paddy y yo al mismo tiempo.

Pronto llamaron a la puerta. Ninguno de los tres hizo absolutamente un pequeño movimiento siquiera para ir a ver de quién se trataba hasta que escuchamos a Ekaterina en la entrada de la sala.

—Señor Holland, lo buscan.

— ¿Ahora? ¿Y de quién diablos se trata?

—Es el señor Lebarde.

Apenas supe de quién se trataba, miré a Ekaterina y luego a Dominic. Él pareció entender porque al igual que Paddy volteó a verme. Carraspeó y se encaminó a la salida de la sala.

Paddy y yo nuevamente quedamos a solas, ambos en completo silencio hasta que Paddy fue quien se atrevió a hablar.

— ¿Sigues molesta con tu padre?

—No quisiera hablar de eso, Paddy.

—Yo sé que probablemente no quieras hablar de eso, pero tu papá acaba de llegar.

Solté un suspiro rendida por su comentario. A pesar que lo quise ignorar fue imposible, me limité a seguir viendo la telenovela hasta que terminó el capítulo. Me levanté del sofá dispuesta a ir a mi habitación.

— ¿Ya te vas? Pero nos falta otro capítulo —mencionó Paddy—. ¿No te quedas?

—No, me ha dado sueño. Creo que iré a tomar una siesta, Paddy. Me cuentas el capítulo.

—Está bien...

Salí de la sala y estaba dispuesta a ir a mi habitación, pero al ir a la mitad de las escaleras escuché su voz.