Los Lebarde, una de las familias más importantes e influyentes de Europa encargadas de la mafia están en apuros económicos.
Se han visto obligados a pactar con los enemigos, la familia Holland para no caer en una crisis que acabaría con toda su fort...
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_____ Lebarde
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Su sonrisa se borró al instante y perduró en silencio un par de segundos mientras me miraba con atención.
— ¿De qué va el plan de Constantine? —Preguntó cuando por fin el silencio pareció ser innecesario entre nosotros.
—Bueno, cree que es una buena oportunidad que el Comerciante esté bajando la guardia en este momento.
—Ah, claro —nuevamente una sonrisa llena de sarcasmo apareció entre sus labios—. ¿Por qué no podía esperar menos de tu hermana? Igual que tu padre quieren que seas el conejillo de indias, ¿no es así?
—Es una buena oportunidad para atraparlo, Tommy.
—No.
— ¿Quieres siquiera fingir que al menos lo has pensado?
— ¡Es que no tengo nada que pensar, Lebarde! —Reclamó mi marido.
— ¡Funcionaría! —Reclamé al mismo tono que él lo hizo.
— ¿Sí? ¿A qué precio?
—Creí que el precio que fuera no era un problema para ti.
—Lo es cuando se trata de poner a mi esposa en medio de la mierda a la cual me dedico —no tuve un argumento que darle, me dejó sin palabras—. Escucha, entiendo que quieras ayudarme a mí y a tu familia, pero sería mejor que no te metas. Ya lo solucionaré de alguna otra manera.
— ¿No crees que sea capaz de ayudarte?
—No.
— ¿Por qué no?
— ¿Recuerdas cuando sucedió lo de Luther? Porque yo sí —contestó mirándome a los ojos—. Apenas y podías cerrar los ojos por la noche, sollozabas entre sueños, tenías pesadillas. Carajo, te dio un maldito ataque de pánico después de que saliste de esa casa y llegaste adonde estábamos Maximo y yo esperando. Dime que estás preparada para lo que sea que pueda ocurrirte siendo el anzuelo, muñeca. No tienes la sangre fría para jalar el gatillo de un arma sin pensarlo.
—Pero haría su trabajo más fácil...
—Cuando pasó lo del tipo que te robó casi me suplicas por no matarlo, ¿recuerdas? —insistió y esta vez me tomó de las mejillas—. Me importa un demonio si eso hace o no mi trabajo más fácil, no lo haré si debo arriesgarte.
