𝓛𝓪 𝓶𝓾𝓭𝓪𝓷𝔃𝓪

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Thomas Holland

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Oliver llegó a casa, apenas entró al patio y se estacionó bajé del coche y entré a casa. Todo estaba en completo silencio y en una oscuridad casi total en el interior de la casa, lo único que se escuchaba era el sonido del televisor en la habitación de Henrietta pero no me demoré mucho tiempo en subir a mi habitación.

Abrí la puerta y traté de escabullirme a mi cama sin hacer ruido para no despertar a mi esposa. Apenas llegué a la orilla de la cama encendí la lámpara de mi lado y comencé a quitarme la ropa para ponerme la pijama, al terminar de prepararme para dormirme entré a la cama y le di la espalda tratando de dormir al menos unas cuantas horas.

Por la mañana siguiente desperté cuando miré el reloj en la mesita de noche pude notar que eran alrededor de las diez de la mañana. _____ ya no estaba en la habitación, sin embargo los llantos de Tessa no me dejaron cerrar los ojos de nuevo.

—Carajo, ¿puedes callarte? —Me sentía estúpido reclamándole a un animal.

Sin muchas ganas me levanté de la cama y fui a tomar una ducha. Me vestí con algo cómodo y fui a mi estudio, lo primero que hice fue caminar en dirección a donde estaba el aparador de bebidas y tomé la botella de whisky para servirme un vaso e ir al sofá individual a tratar de relajarme luego de la jodida noche que había pasado.

No pasó mucho tiempo hasta que abrieron la puerta, giré un poco mi rostro para ver sobre mi hombro quién era la persona que había entrado sólo para encontrarme que se trataba de April.

—Buenos días, joven Thomas —me saludó April—. Vengo a ordenar un poco el estudio.

No di una respuesta al respecto, sólo volví a ver el cuadro en la pared del paisaje marino que hace algún tiempo le había comprado a mi esposa y que no había logrado dárselo.

— ¿Y la señorita Lebarde está abajo? —Pregunté cuando se me vino a la cabeza de la nada.

— ¿La señorita Lebarde? No, apenas se fue el joven Paddy ella salió de casa igual. Le dijo a Henrietta que iría a ver a sus padres antes de irse para poder despedirse de ellos.

— ¿Hace cuánto se fue?

—Hace veinte minutos, la llevó Bobbi.

No hice más preguntas, le di otro trago a mi vaso y volví a permanecer en silencio ensimismado en el cuadro aunque mi mente estaba divagando en todos los posibles sospechosos del aparatoso accidente de Maree.

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_____ Lebarde

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Por la mañana después que Paddy hubiera regresado a su casa salí a visitar a mis padres. Llevaba puesto un pantalón beige de vestir y una camisa blanca con manga de farol junto a unos tacones del color del pantalón y me recogí el cabello. Revisé la hora en mi celular y luego lo dejé dentro de mi bolso de mano.

—Llegamos, señorita. —Bobbi me avisó cuando estuvimos frente a la reja de casa y los guardias abrieron para dejar entrar el coche.

Cuando Bobbi se estacionó, bajó para abrirme la puerta y ayudarme a bajar. Miré por un momento el jardín y nunca me pareció tan triste y callado como esa mañana. Desde que Clementine se había ido con Mildred ese lugar era demasiado deprimente para mi gusto porque no se escuchaban sus risas o los regaños de sus nanas por las travesuras que generaba.

𝓜𝓪𝓯𝓲𝓪 (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora