CAPÍTULO 4 - ES GUAPO, ¿EH?

152 16 12
                                    







La oscuridad de la noche no se había ido cuando Bruno abrió los ojos, notaba pesadez y picor. Después de todas las emociones del día anterior, se sorprendió haber dormido de un tirón toda la noche.

Una vez dejó de notar que sus parpados se pegaban, se estiró un poco alargando los brazos y estirando las piernas, para tener mas de cincuenta años se encontraba bastante bien, sin dolores, se notaba atlético, parecía como que su anterior yo hizo buen trabajo.

Una vez acabados los estiramientos se volvió a relajar y giró su cabeza y se sorprendió un poco al ver a su sobrino, dormido en el sillón que había frente a la cama. Por un momento no lo vio del todo bien y se asustó, dio un respingo y se incorporó rápido, sentándose en la cama. Una vez se calmó lo miró mas detenidamente, efectivamente era su sobrino, ¿Qué hacía ahí?, si lo había visto irse antes de ir a dormir, pensó el hombre. Se levantó y fue con intención de despertarle, pero al estar cerca de él, esa imagen le hizo detenerse, el chico acurrucado en el sofá, apoyando su cabeza en sus manos juntas, dormido tenía un aura tan magnifica que Bruno no pudo dejar de contemplarlo. Meneando su cabeza, apartó esos pensamientos de su cabeza y con suavidad lo cargó en sus brazos, apoyando la cabeza del chico en su pecho y con delicadeza lo depositó en su cama, tapándolo con unas mantas, antes de irse le pasó un dedo por la frente par quitarle un par de rizos que le caían por la cara.

Tras eso, Bruno se vistió a toda prisa y salió de su habitación sin hacer ruido. Al salir al patio vio que estaba amaneciendo, y en cuanto pudo ver el piso de abajo, contempló a su hermana entrar en la cocina. Con pasó algo mas rápido fue a su encuentro.

No tardó mucho en llegar, pero al entrar vio que Julieta ya estaba preparando el desayuno.

—Juli, tu siempre tan madrugadora —dijo el hombre a modo de saludo.

La mujer, al escucharlo se dio la vuelta mientras amasaba la mezcla para hacer arepas.

—Buenos días, Bruno, ya lo ves, si no me levanto a esta hora no estaría el desayuno listo.

—¿Te ayudo?

—Muchas gracias, pero puedo sola, puedes sentarte si quieres.

—Vale.

Bruno se sentó y miró como su hermana seguía cocinando.

—¿Qué tal va la memoria? —preguntó la mujer.

—No noto nada diferente, es todo nuevo para mí.

—Es algo que lleva su tiempo, puede tardar días o incluso meses o años que recuperes la memoria.

—Que bien —dijo de forma sarcástica.

—Ojalá pudiese hacer algo...

—No te preocupes Juli, no te martirices.

—Cuesta no hacerlo cuando tengo en mis manos algo que puede secar al sangre de una persona, pero no puedo devolver la memoria a mi hermano.

—¡¿Qué tienes qué?! —dijo el hombre algo impactado.

—Ya te contaré.

Pasaron unos minutos cuando Mirabel entró en la cocina con su buen humor habitual.

—Buenos días ma, buenos días tío Bruno.

—Buenos días, mi vida.

—Buenos días, Luisa —dijo Bruno.

—Tío, soy Mirabel.

—Ah sí, perdona... —dijo poniéndose la mano en la nuca en modo de vergüenza.

El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora