CAPÍTULO 24 - SENTIMIENTO IRREFRENABLE

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Era un nuevo día en Encanto y en la casa Madrigal todos se sentaban en al mesa mientras tomaban su desayuno, era una mañana tranquila, como otra cualquiera.

—Por cierto —dijo Mirabel —Lucas, ¿te sentiste mal anoche?

Lucas miró a la chica de gafas.

—¿Por qué?

—Casita me dijo que saliste en la madrugada.

Camilo miró al pelinegro, que se sentaba a su lado, con cierta extrañeza, él no se había dado cuenta de eso.

—Ah, eso, si... no podía dormir y salí a dar un pequeño paseo.

—¿Tienes problemas para dormir? —preguntó Julieta esperando un si por respuesta, ya que imaginaba que todo el tema con su padre le tendría que haber pasado factura de alguna forma.

—Si, bueno a veces me cuesta dormir, pero se me pasa dando un paseo, no se preocupen.

—Si quieres puedo darte algún remedio para dormir cuando lo necesites —insistió Julieta.

—En serio, señora, no se moleste, me sentiría mal molestarla cada vez que no pueda dormir.

—No es ninguna molestia, cuando acabemos de desayunar vente conmigo y te doy unos cuantos, así los guardas para cuando te haga falta.

Lucas lago tímido, se llevó la mano a la nuca y asintió.

—De acuerdo.

—Los remedios de mi hermana son muy buenos, yo nunca he usado nada para dormir, pero seguro que lo harán muy bien —dijo Bruno mirando a Lucas que parecía algo avergonzado.

En la mesa se miraron, todos sabían que después de lo sucedido con Víctor, Bruno sufría episodios de insomnio y cunado sufría algún golpe emocional fuerte le costaba dormir, aunque en su fase actual no había llegado a perder a Víctor físicamente.

—Tío Bruno, hoy te necesito —dijo Mirabel —necesito alguien que me ayude con algunas telas, ¿te importa?

—Claro que no, Miranda.

—Mirabel, tío Bruno, Mirabel.

—Ah, si perdona... —se excusó Bruno mientras las hermanas de la chica de gafas se reían.

Poco después, Julieta y Lucas subieron las escaleras mientras el resto hablaba enl a entrada a la espera de ir a sus tareas.

—Camilo, ¿Cuándo vas a volver al centro de animales? —preguntó Antonio —me gusta cuando vas.

—Si quieres me paso luego otra vez ¿vale? —le dijo a su hermano con voz infantil.

—Siiii, vale.

—Corazón —oyó decir a su madre a su espalda —si vas a salir, ¿puedes luego pasarte por donde los Vázquez a por el encargo?

—Claro mami, sin problemas, me cae de paso.

—Muchas gracias.

—Hey... primo...

Camilo vio como Isabela le llamaba sutilmente y le decía que se acercase a un pequeño corro que habían hecho las chicas. Con cierta alerta, pensando que era una broma, se acercó.

—¿Qué pasa? —decía mientras se acercaba a ellas.

—En unos días es el cumpleaños de Lucas y hemos pensado en hacerle una fiesta sorpresa, solo nosotros —refiriéndose a los nietos Madrigal y como mucho Mariano.

—Suena divertido —dijo Camilo que se alegró — me gustan las fiestas.

—¿Contamos contigo? —dijo Mirabel.

El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora