Arturo vio como Lucas era impulsado unos metros a su lado por un sonoro golpe. Asombrado miró al frente, un hombre alto, fuerte y con el pelo negro tenía alzado el puño y con cara de odio miraba al chico tirado al suelo.
—¿Te has cansado ya de jugar a los Madrigal? —gritaba el hombre.
Lucas se incorporó un poco mientras se sujetaba la cara y vio como su labio sangraba, y con cara de horror miraba al hombre, intentó hablar, pero no pudo.
—Vas a venir conmigo, inútil de mierda —el hombre se acercaba a Lucas cuando vio como alguien corría y se interponía entre ellos.
—Quítate del medio, negrito.
Arturo de pie, frente al hombre bastante mas alto que él, un poco atemorizado hizo lo que pudo para mantenerse firme.
—Déjalo en paz —defendió Arturo a Lucas.
—Apártate o te pasará lo mismo que a él —volvió a decir el hombre ahora con tono mas firme, pero sin gritar.
Arturo miró atrás un momento, Lucas lo miraba con cara de súplica, no le hacía falta hablar para entender que le pedía que se fuese, que le iba a hacer daño, pero por alguna razón Arturo no podía hacer eso, ni aunque esa misma persona la hubiese atacado.
—No me voy a mover, vete de aquí —dijo Arturo aumentando su tono frente a aquel hombre.
El hombre, ante esas palabras se detuvo, tomó aire y lo expulsó de forma violenta por la nariz y volvió a mirar a Arturo.
—No, papá, déjale —gritaba Lucas detrás del chico.
Pero esas palabras fueron vanas pues volviendo a alzar el puño, el señor Fernández golpeó de lleno en la cara de Arturo que lo impulsó varios metros atrás haciendo que el chico soltase un grito y cayese al suelo mientras su ojo recibía el golpe y de su nariz empezaba a emanar sangre.
El hombre, habiéndose quitado a Arturo del medio se acercó mas a Lucas.
—Ahora vas a venir conmigo.
Lo agarró fuertemente del brazo, tanto que se pudo oír claramente como un hueso se rompía y Lucas gritaba, y agarrado del brazo roto y del pelo, su padre se lo llevó arrastrándolo por el suelo mientras gritado, miraba a Arturo que estaba inconsciente en el suelo.
En la casa Madrigal, Bruno tenía sujeto a Camilo por la cintura y se besaban de forma apasionada, el chico en principio se sorprendió, pero una vez saboreo los labios del hombre, rodeó su cuello con los brazos y pegó aun más su cuero respondiendo así a ese beso.
Una vez se separaron y se miraron a los ojos, los de Bruno comenzaron a brillar en un tono verde intenso mientras una corriente de arena atravesaba la puerta de la cúpula y empezaba a rodear su cuerpo. Bruno al sentir eso empujó a Camilo para que no le pasase nada y un dolor le estalló en al cabeza, haciendo que cayese de rodillas mientras se sujetaba la cabeza y gritaba al mismo tiempo que la arena formaba un remolino a su alrededor.
En la mente de Bruno comenzaron a reproducirse imágenes a gran velocidad, a tanta que el hombre era incapaz de profundizar en ninguna, cada vez iban mas deprisa hasta que todas se unificaron y un destello blanco nubló su mente, provocando que la arena que había a su alrededor dejase de flotar y tanto la arena como Bruno cayeron al suelo.
Pasaron unas dos horas cuando Bruno, por fin, abrió los ojos, una vez su vista se enfocó se incorporó de forma rápida, en un vistazo vio que estaba en su cama, a su alrededor no había nadie.
—¿Milo? —preguntó Bruno a media voz mientras se levantaba con algo de dificultad, pero lo conseguía finalmente. Caminó hasta la puerta y cuando iba a tocar le pomo, esta se abrió casi golpeándole, ahí delante de él estaba Camilo, que al verle despierto una sonrisa se dibujó en su cara.
—Tío Bruno, ¿estas bien? —preguntó sujetándole los brazos y mirándolo bien.
Bruno miró detrás de él y vio que venía solo.
—¿Tío?...
Camilo lo miró extrañado.
—S-si... ¿eres mi tío, no?... o... ¿te-te has vuelto a olvidar de todo? —decía Camilo con cierto terror en la voz.
—Entonces soy tu TÍO ¿no?... —dijo Bruno poniendo voz extraña girándose y volviendo dentro de la habitación.
Camilo estaba alterado.
—Entonces —comenzó a decir Bruno — ¿ya no eres mi niño bonito?
Camilo abrió los ojos a mas no poder y una pequeña lagrima se le escapó.
—¿Cómo? —preguntó incrédulo.
—Pues... que quiero que mi niño bonito me abrace.
Tras unos instantes de confusión, Bruno notó como alguien corría hacia él y lo abrazaba por la espalda rodando su cuerpo con los brazos, pudo ver como las manos de Camilo lo rodeaban por la cintura y se entrelazaban agarrándolo bien, mientras el chico apoyaba la cabeza en su espalda y comenzaba a llorar.
Tras un rato, Bruno se volteó para abrazar bien a su niño, los dos se fundieron en un abrazo íntimo, amoroso, donde se transmitían sus sentimientos sin decir ni hacer nada.
—Br-bruno... te he echado mucho de menos —lloraba el chico.
—Siento haberte dejado solo... te prometo que no va a volver a pasar —decía el hombre mientras acariciaba la cabeza de su niño.
—Cami.... —Mariano irrumpió en la habitación, cosa que asustó un poco a la pareja que se separó de forma rápida, al verlo Camilo se enfadó.
—¡¡MARIANO!!
—Pe-perdón... pero es importante, corre ven.
—¿Qué pasa? —preguntó Bruno.
—Es Arturo, lo han encontrado inconsciente en la plaza.
+++++++
Hola, mis queridos lectores, perdonen por el capitulo tan corto hoy pero donde estoy esta haciendo una ola de calor que me esta impidiendo concentrarme y no he sido capaz de escribir mas.
Un saludo
Mr. Enxant
![](https://img.wattpad.com/cover/314447828-288-k943737.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceHa pasado una semana desde que Bruno sufrió el fatídico accidente. Desde entonces lo ha pasado en cama, inconsciente, tiene varias costillas rotas, al igual que un brazo y las dos piernas, algo fácil de arreglar en cuanto despierte, pero no parece q...