CAPÍTULO 5 - NUESTRO

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Bruno y Camilo se encontraban en la entrada de una de las calles del Encanto, el mayor se detuvo de golpe llamando la atención del chico.

—¿QUEEEEE? —preguntó completamente sorprendido el chico.

—Que vergüenza.

—¿Cómo que besaste al tío Agustín?, ¿Cuándo?

—Hace unas semanas, jugamos a un juego los seis y una prueba era besar a alguien...

—¿Hace unas semanas?, ¿Qué seis?

—Ah bueno, si... es verdad... hace muchos años. Con tus tíos, tus padres, Víctor y yo.

Camilo que al principio se estaba irritando un poco, al escuchar eso se calmó y pudo tranquilizarse.

—Ah bueno... pero si fue hace muchos años...

—Ya, pero me he acordado asi de golpe... que vergüenza.

—Bueno, no te preocupes, tampoco pasa nada —dijo Camilo cruzándose de brazos —¿la tía Julieta lo sabe no?

—Si, ella estaba allí delante.

—De todas formas, se lo podríamos comentar a lo mejor es un primer paso haber recordado eso.

—Que vergüenza... —Bruno se tapaba las mejillas que estaban completamente rojas.

—No pasa, no eres el único que ha besado a su cuñado...

Bruno abrió muchos los ojos y miró al joven.

—¿¡Como!?

—Si, yo he besado a Mariano...

—Pero, Camilo, es el marido de tu hermana.

—No creo que seas el mas indicado para decirme nada...

—Mi caso es diferente, ahí Agustín no estaba casado.

—No me refiero a eso.

—¿Entonces?

—Nada déjalo, voy a llegar tarde, ¿vienes conmigo?

—Prefiero dar una vuelta por el pueblo si no te importa.

—Bueno... —Camilo tenia la esperanza de pasar con Bruno toda la mañana —vale, pero no te vayas a casa sin mi ¿vale?

—De acuerdo, señor consentido, te espero en la fuente.

—Vale, n-nos vemos luego.

Bruno vio alejarse al chico y entrar en una casa. Aun rojo por el recuerdo, se volteó y comenzó a pasear despreocupado por el pueblo mientras repasaba en su cabeza todo lo que veía por si notaba algo raro o si le venía algún recuerdo.

El camino no tuvo mucho efecto hasta que llegó a una plaza donde un gran edifico se erguía, con al fachada blanca y camaleones dibujados y un gran letrero donde pudo leer "BrunMilo".

—¿Qué es eso?, antes no estaba —dijo el hombre mirando detenidamente.

De pronto, por le rabillo del ojo algo le llamó la atención y giró la cabeza, vio una cesta en le suelo y como el chico que habían visto hacía unos minutos se arrodillaba para agarrar lo que se había caído, pero con algo de dificultad ya que llevaba un brazo inutilizado.

Bruno se acercó.

—Perdona, ¿necesitas ayuda? —preguntó el hombre a lo que el chico con cara de terror lo miraba.

—Muchas gracias señor Bruno, pero no hace fa.... —no pudo acabar la frase cuando Bruno se arrodilló a su lado y con gran rapidez agarró la cesta y comenzó a guardar en ella unas manzanas que se habían caído.

El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora