Camilo abrió los ojos, la luz del día se colaba por las rendijas de la ventana. Tardó unos instantes en ver bien, vio las paredes de su habitación, un ligero dolor le provenía del cuello y se llevó la mano, pero no notaba nada. En el momento de girar su cabeza para tocar su cuello le llegó un agradable aroma a menta, enseguida sus ojos giraron para ver a su lado, tumbado de espaldas a un hombre de pelo negro con algunas canas.
Bruno le gustaba en cualquiera de sus posturas, ya estuviese de frente o de espaldas, pero el chico reconocía que sentía cierta debilidad por al espalda del mayor, era una tontería, pero no sabía explicarlo.
Se pegó a su amor y lo abrazó suavemente apoyando su cabeza en el hombro del mayor, acto que hizo que el mayor se revolviese un poco y se voltease para quedar frente a frente con él.
—Hola, mi niño.
—Hola, perdona si te he despertado.
—No es nada, seguramente pronto vendrá Mirabel a llamarnos.
Camilo admiraba a ese hombre, aun recién levantado ya le atraía, se acercó e él sin decir nada y lo besó.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó Julieta a su hermana mientras terminaba de preparar el desayuno.
Las dos hermanas estaban en la cocina, normalmente eran las primeras en despertar, y ese día Pepa quería saber mas.
—Entonces tú lo sabías también.
—No sabíamos como ibas a reaccionar.
—¿Quién mas lo sabe? —Pepa se empezó a impacientar una nube comenzó a surgir en su cabeza.
—Todos menos mamá y Agustín y Félix.
La nube comenzó a crecer.
—Entonces yo era la única tonta que no lo sabía ¿no?
—Pepa, tranquilízate, queríamos evitar esto.
La mujer de vestido amarillo empezaba a arrugar la nariz y fruncir el ceño.
—¿Y cómo quieres que me ponga? ES MI HIJO Y MI HERMANO.
—Pepa, pero ellos se quieren y me he asegurado que todo es consentido.
—Hombre, solo faltaría que no fuese consentido...
—Yo te entiendo —comenzó a decir Julieta mientras se lavaba las manos —yo al principio también intenté pararlos, pero vi que era imposible.
—Me cuesta aceptar eso, a Bruno le he dicho que no me voy a oponer porque he visto que mi niño es feliz, pero eso no quiere decir que los voy a aplaudir ni voy a permitir ciertas cosas delante de mí.
—Seguro ellos lo saben.
Horas después, la familia se encontraba en el patio interior dispuesta a realizar sus tareas, ya que aunque seguían con la búsqueda de Lucas no podían desatender al pueblo.
—Familia —dijo Alma —aunque sigamos con nuestras tareas si ven a ese joven avisen rápido.
Todos asintieron.
—Dolores, tu quédate y vigila.
—Si, abuela.
—Yo haré luego una ronda —dijo Bruno.
—Vale, pero ten cuidado —dijo la mujer.
—Si, mamá, tranquila, no me va a pasar nada —dijo mirando también a Camilo.
—Yo puedo acompañarle si hace falta —se ofreció Arturo.
—No se si es conveniente que salgas —dijo Julieta.
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El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceHa pasado una semana desde que Bruno sufrió el fatídico accidente. Desde entonces lo ha pasado en cama, inconsciente, tiene varias costillas rotas, al igual que un brazo y las dos piernas, algo fácil de arreglar en cuanto despierte, pero no parece q...