CAPÍTULO 14 - ¿HE GANADO?

91 14 11
                                    







Camilo se encontraba en medio del pasillo del segundo piso, llorando de forma intensa mientras abrazaba a Lucas, que intentaba tranquilizar al chico pasándole una mano por la cabeza mientras que con el otro brazo le rodeaba el cuerpo.

—Tranquilo, estoy aquí, llora lo que necesites —decía le pelinegro mientras pasaba sus dedos por los rizos del Madrigal.

Camilo intentaba calmarse, pero sentía mucho dolor en ese momento dentro de él, aun sollozando y con algunos espasmos separó la cabeza del cuerpo de Lucas y lo miró levantando la vista, se encontró con unos ojos azules que lo miraban de forma tierna, acompañado con una expresión de preocupación en su perfecta cara.

¿Por qué un desconocido me trata mejor que el amor de mi vida?, se preguntó el chico, tampoco podía echárselo en cara porque él también lo trató mal durante un tiempo. Algo mas tranquilo y sin soltarse de Lucas le habló.

—Perdona.

—No te disculpes, si estas mal y te puedo ayudar lo haré. Tu has hecho mucho por mí.

Lucas levantó la mano y limpió con sus dedos las lágrimas que caían por las mejillas del chico.

—Si quieres cuéntame que te pasa y a lo mejor te puedo ayudar.

—No puedo... —dijo Camilo bajando un poco la mirada y apretando mas su abrazo.

—Esta bien, no hace alta que me lo cuentes, pero igualmente, si puedo ayudarte hare lo que haga falta, ¿vale?

Camilo asintió y volvió a pegar su cara al cuerpo de Lucas.

—¿Sucede algo?

Ambos chicos miraron de donde provenía la voz y vieron a Dolores delante de la puerta de su habitación, acaba de salir y los había visto allí.

—Si —dijo Camilo que se separó un poco de Lucas al ver a su hermana, pero que de un pequeño saltito se abrazó nuevamente a Lucas rodeando su cuello y se soltó.

—Muchas gracias, Lucas.

Tras eso Camilo se acercó a su hermana y le pidió si podían hablar.

—Claro, entra —respondió la chica del moño con voz suave mientras no quitaba ojo a Lucas. Camilo entró y antes de hacerlo ella volvió a mirar a Lucas que seguía allí, de pie mirando como Camilo se alejaba y entraba en la habitación, y al cruzar mirada con Dolores se alertó y se giró rápidamente y se marchó. Dolores lo pudo oír suspirar.

Una vez los dos dentro de la habitación, Camilo se acercó a la cuna del pequeño Víctor para mirarlo mientras su hermana se acercaba.

—¿Me cuentas que ha pasado?

—Todo está mal Dolores...

—¿A qué te refieres?

—Me está costando mucho seguir así... Bruno no me recuerda, yo no puedo decirle nada, tengo que ver como hace bromas con Lucas y conmigo, y ahora encima ha recordado todo lo malo que le hice... cree que le estoy engañando y que lo de que estamos unidos es todo una broma para molestarlo o jugar con él.

Dolores se acercó a él y lo abrazó.

—Sé que es difícil, yo también se lo que es que la persona que quieres no sepa ni que existes. Pero es temporal, Camilo en cuanto recuerde todo, todo cambiará.

—¿Y cuando va a ser eso?, estoy harto.

—Tienes que tener paciencia, hermanito.

—Para ti es fácil decirlo, tienes a Mariano y a tu hijo... ¿y yo que tengo?

—Nos tienes a nosotros, tu familia.

—No me entiendes... —dijo mientras nuevas lagrimas volvían a salir.

—Camilo...

—Dolores, yo lo quiero mucho... es el amor de mi vida y ver como para él no soy nada.... Me duele mucho. Y si, ya se que es por la amnesia, pero eso no quita lo que está pasando.

Dolores no sabía bien que decirle para reconfortarle, ella no podía hacer nada, hasta que Bruno no recuperase la memoria la historia no iba a cambiar.

—Camilo, se que no es lo que quieres escuchar, pero tienes que seguir aguantando.

—Tienes razón... no es lo que quiero escuchar...

Camilo se levantó algo molesto y se fue dirección a la puerta y antes de poner la mano en el picaporte su hermana habló.

—No se que te traes con Lucas, pero ten cuidado. No creo que por mal que haya sido, el tío Bruno no se merece que lo engañes otra vez.

—Hmm —dijo Camilo saliendo de la habitación y dando portazo que por obra del cuarto de Dolores no se oyó.

Camilo volvía a estar en el pasillo del segundo piso cuando percibió movimiento en el piso de abajo, se asomó y vio a Isabela hablando con Lucas. Se agarró a la barandilla con fuerza y frunció le ceño, agudizó lo máximo que pudo su oído para saber que hablaban.

—¿Y que me dices? —decía Isabela con tono angelical —¿quieres salir esta noche a dar una vuelta por el pueblo?

Esas palabras hicieron enfadarse a Camilo, pensando que se le había adelantado, pero había algo mas.

—Es un placer para mí que me invites, Isabela —decía le chico siendo lo mas educado posible —pero ya he quedado esta noche con Camilo.

—¿Qué? —dijo Isabela sorprendida.

Camilo abrió los ojos, tampoco entendía nada, ¿en qué momento había quedado con él?

—Si, lo siento... otro día si quieres.

—Va-vale... —Isabela se despidó y salió de la casa algo molesta.

Lucas que se quedó allí, dio un pequeño suspiro y levantó la vista hacia donde estaba Camilo y le giñó un ojo, y tras eso se fue al patio trasero. Camilo no entendía nada, ¿Qué acababa de pasar? ¿y por que estaba rojo y nervioso?

—¿He ganado? —dijo el chico para sí mismo.

Tardó unos minutos en procesar esa información, pensó que lo mejor era ir a hablar con él para enterarse mejor, al separarse de la barandilla para dirigirse a las escaleras, se cruzó con Bruno que había salido de su habitación y también iba a bajar las escaleras. Los dos frente a frente se miraban, en la cara del hombre había indiferencia absoluta, incluso algo de molestia mientras que la cara de Camilo era un amasijo de sentimientos plasmados, fue a decir algo cuando Bruno, lo ignoró y bajó las escaleras.

Camilo se detuvo en lo alto de la escalera y contemplo como Bruno se alejaba y entraba a la cocina sin mirar atrás. Con pesar, bajó las escaleras y se dirigió al patio, no esperaba encontrarse allí a Mariano y Lucas hablando sentados en la hierba rodeados de animales. Antonio parecía estar hablando con ellos también, bastante contento al lado de Lucas.

El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora