La tarde había avanzado y la noche empezaba a asomarse por el horizonte, Bruno se encontraba en la biblioteca, enfrascado en la lectura, aunque realmente no prestaba atención a lo que leía, solo podía pensar en el momento que vio a Camilo y Lucas en el patio, tan juntos y risueños.
Cerró le libro de forma brusca y lo soltó en la mesa mientras se levantaba, irritado se cruzó de brazos, ¿Por qué me enfado tanto?, pensó el hombre mientras caminaba por la sala. De pronto oyó ruidos fuera, al ir a ver que pasaba se cruzó con Camilo que entraba en la biblioteca, al verlo se detuvo.
Camilo no esperaba encontrarse con él, pero iba a aprovechar que estaba tapando la puerta para evitar que se fuese.
—Bruno, ¿podemos hablar?
—TÍO Bruno, si no te importa —dijo el hombre algo molesto —creo que ya hemos hablado suficiente, ya se lo que piensas de mí.
—Tío Bruno, por favor —suplicó el chico.
—He dicho que no —dijo avanzando y aparatando al chico.
Camilo lo agarró de la runa para impedir que se fuese.
—Por favor, déjame explicártelo.
Bruno se removió y se quitó la ruana y se la lanzó a la cara.
—Que me dejes —y salió de allí.
Camilo estaba algo impactado, tenia la ruana de Bruno en las manos, y al mirarla bien se alarmó y llamó al hombre.
—Pero te dejas la ruana.
—¿Ese trapo viejo?, para ti, tíralo —y fue lo último que dijo antes de subir las escaleras.
—Pero... —no pudo decir mas pues Bruno ya no estaba allí, miró la prenda verde en sus manos, comenzó a respirar fuerte —pero es la ruana de Víctor...
La hora de la cena llegó y casi todos se encontraban ya en la mesa, esperaban a Camilo que era el último en llegar.
—Que raro que mi primo llegue tan tarde a cenar —dijo Luisa.
—Lucas, tu que ahora eres tan amigo suyo —dijo Bruno sin llegar a mirarlo —¿sabes dónde está?
—No, señor Bruno, apenas lo he visto durante la tarde, ¿si quieren voy a buscarlo?
—No hace falta —dijo Camilo entrando por la puerta, llamando mucho la atención de todos, ya que había dejado su ruana amarilla para llevar ahora la verde de Bruno —perdonad pro llegar tarde.
—¿Ahora os dejáis la ropa? —dijo Agustín mirando a tío y sobrino, que fue entonces cuando se dio cuenta que Bruno iba sin ruana.
Julieta y Pepa se miraron, y la mayor se dirigió a su hermano.
—¿Le has dejado la ropa, Bruno?
—No, se la he dado, no se de donde saqué ese trapo y bueno... se a he dado y ya.
Una nube blanca apareció en al cabeza de Pepa que empezó a mover algo de viento.
—¿No recuerdas de donde salió? —preguntó Julieta.
—No, tampoco me importa —dijo Bruno amablemente —es ropa, tengo más en mi armario.
—Ya, Bruno, pero —Pepa intentaba hablar cuando Julieta la miró de forma inquisitiva.
—Pepa será mejor que lo recuerde él, si le vamos contando todo puede ser malo.
Camilo se sentó en su sitio intentado cruzar su vista con Bruno, pero este apenas le miraba, la cena fue tranquila, hablaban, comentaban el día, también comentaron el accidente de Bruno de esa mañana y como este se había recuperado bien, aunque no recordaba nada nuevo.

ESTÁS LEYENDO
El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)
RomanceHa pasado una semana desde que Bruno sufrió el fatídico accidente. Desde entonces lo ha pasado en cama, inconsciente, tiene varias costillas rotas, al igual que un brazo y las dos piernas, algo fácil de arreglar en cuanto despierte, pero no parece q...