El Camaleón que no Podía Cambiar de Color (Camilo x Bruno) (Brumilo)

CAPÍTULO 39 - LUCAS: EL ORIGEN (2ª PARTE)

Y así fue como Lucas, debido al maltrato de su padre y de ver como su familia, quien debía guardar por su seguridad, hacia todo lo contrario, tuvo que aprender a vivir con seis personalidades distintas. Todo ese maltrato le generó un trauma y le provocó un trastorno de personalidad múltiple. Seis personalidades que luchaban dentro de él para gobernar, para liderar y vivir.

Su personalidad normal de un chico tranquilo, amable, risueño, otra que si bien podría parecer idéntica a la anterior difería en que su código ético era inexistente, no le hacía falta fingir que algo no le gustaba para que la otra persona se sintiese cómoda. Otra personalidad lo hacia completamente introvertido y muy tímido, haciéndole imposible hablar, tartamudeaba, su rojez aumentaba si alguien lo miraba, una personalidad muy sumisa, otra de las personalidades le daba un carisma y una autoestima única, un aspecto chulesco, la personalidad que atraía a mas gente, graciosa, divertida, magnética. Y luego estaban las dos mas peligrosas, una era una personalidad toxica, rabiosa, donde la ira y la furia dominaban y no le importaba hacer daño con tal de satisfacer sus necesidades, una personalidad posesiva, aterradora. Y finalmente está la personalidad que solo había mostrado su presencia dos veces, la mas reciente ante Arturo, lo que el había provocado graves daños en un brazo y dedo. Esta personalidad era malvada, neurótica y psicótica, con ciertos rasgos psicópatas también, era el eje de su trastorno, su vida le había hecho aparecer.

La primera vez que apareció esa personalidad fue el día que nacieron sus hermanos, dos gemelos, Pablo y Esteban. La misma noche que nacieron encontraron a Lucas, de pie en medio del comedor con uno de los bebés en brazos, lo sujetaba por el pequeño tobillo mientras sangre corría por su boca y por el cuello del pequeño; le había arrancado la garganta de un mordisco. Lucas presentaba arañazos en su propia cara. Nadie de la familia podía creer lo que estaban viendo, su madre cayó desmayada mientas su padre hizo lo único que sabía hacer, agarrar a Lucas y darle una paliza que lo tuvo en coma durante varias semanas. Nadie supo nada de esto, nadie se enteró que ese día nacieron dos niños, para el pueblo los Fernández eran cuatro.

Al despertar de ese coma, Lucas parecía volver a ser él mismo, y no volvió a presentar cambios hasta tiempo después. Sus personalidades salían de vez en cuando, pero eran inofensivas, las dos mas peligrosas no volvieron a aparecer hasta muchos años después cuando una mañana, un Lucas de veinte años fue a visitar a Camilo Madrigal, y sintió un flechazo por ese chico de piel tostada y rizos perfectos, pero Arturo entró en escena y la personalidad toxica apareció provocándole heridas en la pierna y cabeza.

Tiempo después, tras ser rechazado por Camilo, por causas del destino acabó viviendo en casa de Arturo. Lucas sabía de mas que ese chico de piel oscura sentía algo por él, y se iba a aprovechar de eso, se acercaría a el poco a poco, comenzaría a enamorarlo, hacer que pasasen mas tiempo juntos, ganarse su confianza y así fue hasta que lo vio, vio como Bruno y Camilo se besaban, ese hecho despertó la personalidad maligna, esa personalidad que le había hecho arrancar un dedo a Arturo y completamente dominado por esa personalidad fue a trazar su plan, un plan para hacer que Camilo fuese solo suyo.

Arturo estaba inmóvil, petrificado, había oído gritar a su madre y de pronto y de forma brusca esos gritos se apagaron. Temblando empezó a oír pasos que se dirigían a su habitación, sin poder moverse ni un ápice vio aparecer a Lucas por la puerta, en su boca se veían correr la sangre, su cara estaba cubierta de rojo y su ropa presentaba la misma imagen. En su mano portaba una bosa, pero Arturo no se fijó, solo podía mirar a sus ojos, uno azul y otro completamente negro, lo miraba y sonreía. De pronto comenzó a reírse a carcajadas, parecía que se había vuelto loco.

Tras acabar de reírse lo miró, y esbozó una sonrisa que heló la sangre de Arturo, que debido al shock no notaba su dedo, o lo que debería ser su dedo sangrar.