°|Capítulo 5|•

420 42 124
                                    

-Los golpes no resuelven las situaciones pero las ponen interesantes...

-Llega tarde, debería dejarlo fuera.-Dijo la profesora.

Aarón continuaba mirándome para luego mirar a Zach. Ni siquiera estaba escuchando a la anciana.

-Pas...-Ella no había terminado cuando él entro al aula veloz y se sentó molesto en lo último del aula.

¿Qué le pasaba?

Deje de mirarle y nuevamente trate de concentrarme en la clase. La mujer continuaba con su desastrosa voz.

Agache la cabeza sabiendo que ya el dolor venía.
No había una clase de ella donde no terminaras con dolor de cabeza.

-Que mujer más...-Iba a ofenderla cuando Zach me interrumpió.

-Hijas, marido y hermana.-Fue lo único que dijo dejándome intrigada.

-Su afectación en las cuerdas vocales viene de un accidente automovilístico donde fallecieron sus dos hijas, su marido y su hermana.-Termino diciendo.

No pude evitar sentirme mal por ella.

-No lo sabía, yo...

-Sabía que no eras como las demás de Woonder.-Dijo sonriente.

-A todos los que les he contado solo han dicho:
Pero yo no tengo la culpa.
Que se vaya de la escuela.
Tenía que haber muerto también.

La sorpresa invadió mi expresión.

-En Woonder a las personas solo les interesa sus vidas, son riquillos incapaces de sentir, de llorar pero por algún motivo tú no eres así.-Dijo mientras me dedicaba una cálida sonrisa y pasaba su mano por mi hombro.

Por primera vez desde que llegue a la universidad alguien lograba ver más allá del símbolo que era: Ashley Afflets.

Por primera vez alguien de aquí lograba ver que dentro de Ashley aunque oculta bajo siete llaves aún existía Anne.

-Me alegra que tengas tan buena opinión de mí.-Sonreí.

Un mensaje en mi móvil interrumpió nuestra conversación. Saque el móvil y leí lo que decía.

Número desconocido:

Dile al idiota a tu lado que tenga cuidado con las cosas que toca.
Hicimos un trato, no lograras salir de este juego hasta que olvides tu nombre, hasta que ruegues porque te haga mía, hasta que entre gemidos digas mi nombre.

Aarón.

Desvié mi vista hacia atrás y allí estaba con el móvil en su mano, me observaba queriendo hacerme suya allí mismo, ahora mismo.

-Cuidado por aquí llueven los acosadores.-Pronuncio Zach mientras leía el mensaje.

Mientras yo miraba a Aarón había dejado el mensaje puesto y el móvil sobre la mesa.

-Pues sí. Si llueven como los chismosos que leen mensajes ajenos pues debe haber unos cuantos.-Respondí molesta.

-Pero ese acosador parece seguro de que te quitara hasta las ganas de vivir.-Volvió a decir ignorando mis indirectas.

Me puse roja ante sus palabras.

Decidida tome el teléfono para responderle y entonces Zach me lo arrebato para escribir él. Intente quitárselo pero era mucho más alto que yo.

-¡¡Devuélvemelo!!-Grite y todos en el aula me miraron sorprendidos.

Zach aprovecho que me entretuve por haber hecho el ridículo con mi tonto grito y termino el mensaje.

Tu Secreto En Mis Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora