•|Capítulo 47|°

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—El infierno se vuelve en hogar cuando ya has vivido en él.

Anne:

Luego de aquella noche pasional me quede dormida en los brazos de mi Zach.

—Bella durmiente.—canturreo una voz masculina lejana mientras yo soñaba en estar en un concierto de Adele, Imagine Dragons y TODOS mis cantantes favoritos.

Una mano se poso sobre mi rostro, tocándome dulcemente.

—Mmmm, un ratito mas.—pedí y por unos segundos me vino a la mente Alice, despertándome, en el depa y entonces salte sobre la cama con los ojos abiertos como platos.

—¿Qué paso?—preguntó Zach frente a mí al verme saltar.

Solté un suspiro cargado de sufrimiento y decepción.

—Me asuste al pensar que era Alice, luego de lo que hizo si un día me despierta sospecharía que me quiere matar.—digo aunque imagino que ella no llegue a tanto pero realmente no la conozco.

—Soy solo yo y no te quiero matar sino alimentar.—dice sonriente mi chico y noto que tiene una bandeja en sus manos.

Me llevo las manos a la cara.

—¡No puede ser! ¡¡Siempre he soñado con esto!!—grito y digo la verdad, mi sueño era que mi chico me llevase el desayuno a la cama y si, se que ya van dos veces que empleo lo de “mi chico" con él.

—Pues su sueño ya se hará realidad, señorita.

Me acomodo en la cama, como en las películas y él me deja sobre mis rodillas la bandeja, en esta descansan un sándwich que se ve exquisito, un batido de fresa y una rebanada de dulce.

Miro a Zach como si fuese un cachorrito.

—Eres una dulzura, cariño.—Le digo.

—¿Cariño?—cuestiona sonriente.

—¿Prefieres policía?—Le digo sabiendo que va a odiar eso.

—NO. Amo tu manera de decirme cariño.—dice dejando un dulce y casto beso sobre mis labios.—Y ya te dije que no soy policía.

—Infiltrado policía, es lo mismo.

Ambos comenzamos a reír.

********

Los siguientes días pasaron rápido y se resumen en:

SEXO en la cocina. SEXO en el dormitorio. SEXO. SEXO. SEXO.
Organizar la casa después de la tormenta. Desechar todo lo importante que se mojo con la inundación como varios libros, documentos y otras cosas. Ver series, películas y documentales juntos. Veladas románticas en las que obviamente terminábamos follando. Leer libros juntos y también terminábamos igual: FOLLANDO. En fin, nuestra relación se hizo muy fuerte y la atracción entre ambos crecía por segundos.

—Zach.—Le llame luego de una sesión de ejercicios sobre la cama, ustedes entienden.

Él me observo con esos ojos hermosos que tenían esa tonalidad que llegaba a parecer gris, si no lo hubiese ya mirado con calma y minuciosamente pensaría que tenía heterocromia en el iris. Es cuando el iris cambia de color.

—¿Qué sucede?

—Voy a volver a Woonder.

Él dió un brinco en la cama como si del infierno estuviésemos hablando.

—Pero… estamos tan bien aquí, solo nosotros, sin secretos.

—Lo sé, pero no podemos quedarnos aquí eternamente.—argumento.

Tu Secreto En Mis Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora