°|Capítulo 40|•

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—Dios podrá controlar el tiempo, el amor y todo eso pero el diablo controla al destino si no como se explica que el destino sea tan hijo de puta.

Anne:

Luego de veinte minutos de salta para aquí y salta para allá, pega un frenazo y vuelve a pegar otro, mas de 120 kilómetros por hora, ignorar a los semáforos y lo que indican, al fin llegamos.

No exagero con lo anterior, si Claire fuese una película de terror se llamaría LA SUICIDA DE LA CARRETERA.

Estábamos frente a un edificio bastante lujoso.

—En el papel dice quinto piso, segundo departamento.—Me informó Blacke.

—Bien. Deséenme suerte.

—Iremos contigo.—dijo Claire.

—NO.—solté.—Es mejor que no, si no logro convencerla de hablar a las buenas les aviso.

—¿Algún tipo de contraseña en caso de que estés en peligro?—preguntó Claire.

—Les llamare.—dije.—Lo voy a lograr, esa mujer es mi última oportunidad de descubrir el negocio y salir de toda esta farsa.

Las cartas habían sido jugadas.

Mi destino estaba decido aunque yo no lo sabía.

Las opciones eran claras:

O descubro el secreto de Woonder, callo a X, él o ella revela el secreto y me voy triste, odiada por Aarón pero triste y odiada con carrera.

O no descubro nada, X me acusa, muestra que no soy Ashley, me expulsan, Zach probablemente me va a odiar por mentirle y me voy a prisión sin carrera.

Prefería la primera, obviamente no quería ir presa solo por tratar de luchar por mi sueño y darle una mejor vida a mi madre.

Salí del auto y me encamine hacia el edificio mientras los chicos solo con verme sonrientes me daban fuerza, solo con estar ahí para mí me ayudaban.

Subí los largos cinco pisos mientras en mi mente sonaba la canción Beliver de Imagine Dragons como banda sonora de esta escena épica.

Sin duda esa canción pegaba con mi gran situación digna de película de Netflix y pegaba además con lo que estaba a punto de suceder.

Un giro en los hechos que no fui capaz de prever.

Toque la puerta del segundo apartamento y rápidamente una mujer de unos treinta años, de buena figura y bonita me abrió.

—Buenas, soy Ashley Afflets.—dije sonriente.—Usted debe ser Betty.

Ella asintió.

—Supe que usted era profesora de Woonder, yo estudio allí y quería saber si podía darme algunos repasos para exámenes. Si me deja entrar puedo explicarle con calma.

—Pues… pasa.—dijo sonriente.

Entré y era un departamento bastante grande, lujoso e incluso mas que el que Aarón tenía.

Aprovechada, chantajista.

—Hace mucho no doy clases.—me explico.—Toma asiento.

Me senté frente a ella. Parecía una mujer agradable a simple vista.

—Decidí vivir más mi vida, aun estoy joven, ¿o no?

—¡¡Por supuesto!!—asegure.

—Pareces una chica inteligente y dicen que la primera impresión pocas veces falla.

Tu Secreto En Mis Manos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora